Un hombre de 38 años acudió a nuestro servicio de urgencias con una historia de 2 días de fiebre, malestar general y una úlcera genital indolora. Negó tener dolor abdominal, mialgias, artralgias u otras erupciones. Había sido tratado un mes antes de forma ambulatoria con penicilina por un presunto diagnóstico de sífilis, pero sus síntomas no se resolvieron. Su historial médico incluía el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la hepatitis B, la hipertensión, la ansiedad y la fibromialgia bien controladas, para las que tomaba lisinopril, emtricitabina/tenofovir, metoprolol y darunavir/cobicistat. Fumaba medio paquete de cigarrillos al día y mantenía relaciones sexuales sin protección con hombres.
En la exploración física, el paciente estaba febril (103,1° F) con signos vitales por lo demás normales. El examen genital reveló una úlcera de 8 mm no sensible y de forma irregular en la base del glande del pene (FIGURA). Se observó una linfadenopatía inguinal unilateral sensible en el lado derecho.
Una revisión de la historia clínica mostró un recuento de CD4 normal (obtenido 2 meses antes). No pudimos acceder a los resultados de su prueba ambulatoria de reagina plasmática rápida para la sífilis. Debido al grado de dolor del paciente por su linfadenopatía, fiebre y malestar general, fue ingresado en el hospital para su observación durante la noche.