A algunos adictos a la adrenalina les puede gustar el subidón, pero la mayoría de las enfermeras temen al paciente codificado. Los pacientes mueren cuando se codifican, o se enferman lo suficiente como para necesitar un traslado a niveles superiores de atención. Los códigos significan que los pacientes están muriendo, y esto puede ser aterrador para la enfermera. Por supuesto, las enfermeras son profesionales. Entran en la habitación, siguen los protocolos ACLS y hacen su trabajo. Independientemente del resultado, haces tu trabajo.
¿Pero cómo afectan los códigos a las enfermeras? ¿Cómo se recupera uno de algo tan estresante, tan emocional y tan potencialmente devastador? No es fácil, y algunas enfermeras nunca se recuperan del todo, lo que lleva a la fatiga por compasión si las emociones no se manejan adecuadamente. Por esta razón, es importante seguir estas 7 estrategias para recuperarse después de experimentar un código.
1. Enfréntate a los detalles.
Cuando se les pregunta cómo se enfrentan a los códigos, la mayoría de las enfermeras responden que hacen el papeleo. Parece que los pacientes ni siquiera se mueren si no se registran. En serio, la cantidad de gráficos y responsabilidades después de un código son enormes. Desde la limpieza de la habitación hasta la llamada a la familia, un código puede llevar mucho tiempo de recuperación cuando se aborda desde un nivel puramente pragmático. No importa cómo haya resultado el código, tendrás que hacer algo a modo de documentación, y eso puede ayudar a retrasar la verdadera recuperación que viene después.
2. Tómate un tiempo para las emociones.
Sí, tienes que tomarte tiempo para las emociones. Las enfermeras no tienen tiempo para comer. Las enfermeras no tienen tiempo para orinar, y las enfermeras no tienen tiempo para ir a llorar. No está bien, pero puede que necesites retrasar tus emociones mientras sigues cuidando del resto de tu tarea. No puedes encerrarte en tu turno porque has tenido un código, pero en algún momento vas a tener que enfrentarte a tus emociones. Te acaba de ocurrir algo traumático. Si no te enfrentas a esos sentimientos de pérdida, rabia, miedo o culpa, te corroerán. Permítase llorar. Permítase gritar. Saque esas emociones, porque pueden ser tóxicas cuando se niegan.
3. Informe.
Después de gestionar el papeleo, el siguiente paso es el informe. Su jefe probablemente querrá saber lo que ha pasado, y es posible que se encuentre hablando con sus compañeros de enfermería sobre el código. Sólo una enfermera sabe lo que es estar al lado de una persona, de un paciente que está perdiendo la vida rápidamente. Nadie más puede entender ese sentimiento, y las mejores personas con las que compartir ese sentimiento son otras enfermeras. No tengas miedo de hablar de ello. No tienes que derrumbarte, pero asegúrate de repasar lo sucedido. Es posible que tengas que analizar lo que hiciste bien o mal, pero lo importante es que tu historia sea escuchada por las personas que tienen más probabilidades de entender por lo que estás pasando.
4. Apóyate en las creencias.
Para muchas enfermeras, sus creencias personales entran en juego cuando se enfrentan a las secuelas de un código. Cuando sienten que no tienen a quién recurrir, pueden recurrir a su fe en busca de apoyo. Algunas enfermeras sienten que el resultado no está en sus manos. Sin embargo, tal vez no seas religioso, y esa es una postura tan válida como cualquier otra. Aun así, puedes examinarlo desde la perspectiva de tus creencias. Puedes centrarte en el camino que tomó la vida de esa persona, en cómo su vida afectó a la gente que tocó, y en lo especial que es estar allí para una persona mientras da sus últimos suspiros.
5. Escuchar música.
La música tiene una forma de tocar las emociones que otros métodos no pueden. Puede hacer aflorar la tristeza o animarte. Cuando estés lidiando con las secuelas de un código, puedes escuchar música y dejar que las palabras o la melodía te lleven. Tal vez necesites los tonos más suaves y alegres de Michael Bublé, o los acordes duros y furiosos de Nine Inch Nails. Es útil adaptar tu estado de ánimo a la música. Si te sientes apenado porque la persona ha muerto, puedes probar con música más inspiradora. Deja que te saque las emociones y te ayude a expresarlas, aunque sea al volante.
6. Reflexiona tranquilamente.
La reflexión es importante. Sí, tiene algo que ver con la liberación de tus emociones, pero la reflexión consiste realmente en quedarse en silencio. A veces, necesitas dejar que tus sentimientos se arremolinen en tu cabeza, y no puedes hacerlo con todo el ruido de tu mundo laboral. La meditación es probablemente la mejor forma de reflexión en silencio, pero es sólo una forma formal de reflexión. También podrías tomarte una taza de té después del trabajo y pensar en lo que has vivido. Si lo reprimes, la emoción saldrá a la luz de otras maneras, como el odio hacia tu trabajo. Tómate el tiempo necesario para analizar la situación con calma, explorándola y confrontando las partes del código que te resultan relevantes. Incluso puedes escribir en un diario para llegar a la raíz de lo que sientes. Los códigos pueden despertar una gran cantidad de emociones en ti, y la reflexión tranquila es una gran manera de calmar esos sentimientos.
7. Comparte.
Compartir es terapéutico, pero tienes que tener cuidado con quién compartes ya que la HIPPA es una preocupación y no quieres violar la privacidad de un paciente. Sin embargo, el código le sucedió a usted, es un evento traumático, y es parte de su narrativa. Por lo tanto, es algo que debe ser compartido y discutido. Una vez más, ocultarlo sólo conducirá a sentimientos compensatorios, como la ira, la tristeza o la apatía. ¿Con quién lo compartes? Puedes compartirlo con tus seres queridos, pero a veces no lo entienden del todo. La mejor manera de compartir es tener una sesión de charla con una enfermera mentora o amiga, alguien en quien puedas confiar. Siéntate con ellos y revisa el código, y luego revisa cómo te está haciendo sentir. Puede que sientas que estás haciendo un gran problema de algo común, pero cada código tiene la capacidad de dejarte fuera de juego. No eres débil ni una «mala enfermera» por tener que lidiar con las secuelas de un código. Eres humano, y eso significa que mereces la misma compasión y comprensión que das a tus pacientes.
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