El personaje de Arlequín -o ‘Arlecchino’- tiene su origen en la Commedia dell’arte, el teatro improvisado de la Italia del siglo XVI. Era un criado astuto y sin escrúpulos cuyas ropas estaban cubiertas de parches. Su rostro se cubría con una media máscara negra que también tenía un tupido bigote y una barba de bigote. A lo largo de los siglos, el traje de Arlequín se estilizó cada vez más, y los parches raídos se convirtieron en un patrón regular de diamantes.
Las obras implicaban una gran cantidad de humor físico y este aspecto de los personajes se trasladó a los homólogos británicos de los siglos XVIII y XIX. El actor que interpretaba a Arlequín tenía que ser acróbata además de actor. Algunos de los famosos Arlequines del pasado, como Tom Ellar, se hicieron daño físico permanente al interpretar el papel.
Otro atributo de Arlequín es su capacidad para hacer magia. La versión francesa del personaje podía convertirse en diferentes personas. El Arlequín inglés de las primeras pantomimas podía transformar las cosas que le rodeaban golpeándolas con su bate mágico o «slapstick».