La cándida es un hongo cuya especie más común, la albicans, suele vivir en pequeñas concentraciones en la cavidad bucal, los intestinos, la piel y las mucosas genitales sin causar ninguna alteración, en constante equilibrio con el resto de microorganismos hospedadores de nuestro organismo.
En la vagina, junto con otras bacterias (más numerosas), en particular el Bacillus Doderlein, forma el llamado «ecosistema vaginal». El correcto equilibrio entre los distintos componentes permite mantener un pH normal (entre 3,8 y 4,5) y una correcta lubricación de la vagina. La alteración del pH vaginal (aumento o disminución de los valores normales), al romper el equilibrio de este ecosistema, favorece la proliferación de gérmenes patógenos.
Cómo se desarrolla la vulvovaginitis por cándida
El desarrollo de la cándida encuentra un excelente caldo de cultivo en ambientes ácidos como el vaginal, donde prevalecen los fenómenos fermentativos.
Se han identificado una serie de condiciones predisponentes que, a través de la alteración del ecosistema, favorecen el desarrollo y la aparición de los síntomas típicos de la infección:
- algunos cambios fisiológicos en los que se produce un aumento de los estrógenos (fases premenstruales, embarazo, terapia hormonal sustitutiva en la posmenopausia). Los estrógenos desempeñan un papel clave en el desarrollo de la cándida, ya que son responsables del aumento del glucógeno vaginal, un azúcar importante para el metabolismo de la cándida.
- Las enfermedades metabólicas (como la diabetes), las dietas ricas en azúcar, ciertos medicamentos (como la cortisona y los antibióticos) que alteran directamente la flora bacteriana vaginal.
- Los hábitos personales pueden alterar muy a menudo el ecosistema vaginal: los abusos alimentarios, las dietas ricas en levaduras (pizza, pan, galletas, bizcochos con levadura) y en azúcares (vino y licores); los cambios de alimentación, los esfuerzos físicos (ciclismo o motociclismo frecuentes), los viajes, las situaciones particulares de estrés y, por último, una propensión genética individual.
¿Se transmite la cándida por vía sexual?
Aunque algunos autores y numerosas páginas web atribuyen un papel importante a las relaciones sexuales en la transmisión de la enfermedad, la cándida no se considera una infección de transmisión sexual. Su aparición, como ya se ha mencionado, está relacionada con factores endógenos que alteran el pH y el equilibrio de la flora bacteriana vaginal. Sin embargo, en ocasiones puede transmitirse a la pareja masculina, que experimenta enrojecimiento, manchas rojizas brillantes en el glande y el prepucio, ardor, picor y, a veces, dolor en la zona inflamada.
Cómo reconocer los síntomas de la cándida
Los síntomas principales y más característicos son:
- Picazón intensa y a veces incoercible
- Secreción vaginal de color blanco y con aspecto de requesón o leche cuajada, pero que no huele mal.
Hay enrojecimiento e hinchazón y a veces hay abrasiones por rascado. El tracto urinario también puede verse afectado, con dolor y ardor al orinar.
En el caso de síntomas claramente reconocibles (especialmente en mujeres que ya han sufrido vaginitis por cándida), son aconsejables algunas precauciones iniciales para aliviar las molestias mientras se espera el consejo médico.
Consejo y terapia conductual
Uno de los remedios más fáciles de encontrar y uno de los más eficaces es el bicarbonato sódico diluido en agua tibia (una cucharada en un cuarto de litro) que puede aplicarse en forma de lavado externo o de irrigación vaginal con un enema de perita. También son eficaces algunas duchas antimicóticas que se comercializan.
El farmacéutico puede recomendar una crema vaginal antimicótica que se aplique en la pieza sólo externamente, con lo que no se compromete la posibilidad, en el caso de un diagnóstico incierto, de que el médico pueda tomar posteriormente muestras de la vagina.
La dieta también es muy importante para acelerar la curación. Por lo tanto, es aconsejable evitar el consumo excesivo de carbohidratos, azúcares y alimentos particularmente ricos en levadura, ya que estos alimentos tienden a promover la fermentación de la levadura y el crecimiento de la cándida.
Las buenas reglas dietéticas contra el hongo también incluyen evitar los dulces, el chocolate, el alcohol, las bebidas azucaradas, el pan y la pizza, mientras se consumen más alimentos proteicos como los huevos, la carne y el pescado. También se recomiendan otros alimentos saludables como las verduras, especialmente las espinacas, el brócoli y los espárragos.
Muy a menudo, una vez que han desaparecido las causas y se ha restablecido el equilibrio del ecosistema, la cándida se cura espontáneamente, por lo que estos modestos remedios pueden ser suficientes. Sin embargo, es aconsejable consultar al médico, que podrá recomendar una posible terapia farmacológica, generalmente a base de cremas u óvulos antimicóticos, o una terapia antimicótica oral.
Vulvovaginitis recurrente por Candida
La vulvovaginitis por Candida, después de la vaginosis bacteriana, es la infección vulvovaginal más frecuente. Se calcula que los episodios agudos de cándida afectan a un 70-75% de las mujeres en edad fértil al menos una vez en su vida y que un 30-40% recae en los meses siguientes. Puede ocurrir muchos meses después del primer episodio y puede no repetirse en la vida. Sin embargo, entre el 5 y el 10% de las pacientes desarrollan una forma recurrente.
La vulvovaginitis recurrente se define como una vulvovaginitis que se produce a un ritmo de al menos 4 episodios por año. Estas formas recurrentes son particularmente difíciles de manejar.
Es necesaria una prevención prolongada (al menos seis meses) con antimicóticos, ya sea por vía oral o en óvulos tomados de forma cíclica. Sin embargo, la medicación no es suficiente: deben identificarse y corregirse los factores de riesgo conocidos, como la diabetes mellitus, los anticonceptivos orales, la falta de higiene, la ropa inadecuada (pantalones ajustados, vaqueros, mallas, salvaslip, etc.), la práctica frecuente del ciclismo y el motociclismo. Para mejorar la utilización de la insulina periférica debe adoptarse una dieta baja en azúcares y levaduras, limitando los alimentos que contienen fructosa y miel, y una hora de actividad aeróbica diaria.
La inflamación repetida puede provocar una vestibulitis vulvar, también llamada «vestibulodinia provocada», caracterizada por el dolor durante el coito y el ardor persistente, que puede empeorar y volverse crónica hasta independizarse del coito, afectando a toda la vulva (vulvodinia). La vulvodinia puede persistir durante mucho tiempo incluso en ausencia de infección por Candida.
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