Una vez que se ha construido una vasija y se ha sacado del torno, es necesario que se asiente y se seque hasta que esté dura como el cuero, lo que significa que todavía está un poco húmeda, pero que se puede manipular sin que cambie su forma. En este punto, se puede recortar el exceso de arcilla y tallar los detalles en la pieza. La cerámica en esta fase, llamada cerámica verde, es muy frágil y debe manipularse con cuidado.
El siguiente paso es poner la pieza en el horno para la primera ronda de cocción, llamada cocción de bizcocho. El propósito de esta cocción inicial es convertir su cerámica en material cerámico. El proceso de cocción se mide en conos, una unidad de medida estándar que tiene en cuenta el tiempo y la temperatura. Es importante que la temperatura aumente y se enfríe lentamente. De lo contrario, la pieza podría reventar y volver a la casilla de salida. Muchos hornos tienen ajustes de cono programables para ayudar a evitar esto.
Advertencia
Después de la cocción del bizcocho, quiere que la pieza sea lo suficientemente fuerte para que no se deshaga durante el esmaltado, pero lo suficientemente porosa para aceptar el esmalte. Esto permite que se hornee sin secarse completamente. La temperatura de una cocción de bizcocho suele oscilar entre 1700 y 1900 grados Fahrenheit (alrededor de 926 a 1038 Celsius). Esto equivale a entre 05 y 04 conos. Si usted va a una tienda de artesanía donde puede pintar su propia cerámica, estaría decorando el producto de una cocción de bizcocho, o bisqueware.
Ahora viene la parte divertida — usted consigue decorar o colorear su obra de arte pintando o esmaltando. Pintar es bastante sencillo: todo lo que necesitas es pintura acrílica y tu imaginación. El esmaltado es más complejo, pero podemos ofrecer una visión general fácil de entender. Los esmaltes se componen de sílice, fundentes y óxido de aluminio. El sílice es el material estructural del esmalte y, si se calienta lo suficiente, puede convertirse en vidrio. Su temperatura de fusión es demasiado alta para los hornos de cerámica, por lo que la sílice se combina con fundentes, sustancias que evitan la oxidación, para bajar el punto de fusión. El óxido de aluminio se utiliza como agente endurecedor, lo que permite que el esmalte se adhiera a la superficie de un cuenco o un jarrón sin escurrirse. Los esmaltes obtienen sus colores de una amplia variedad de óxidos minerales.
El uso de esmaltes requiere mucha experimentación y práctica. Muchos factores, como el tipo de horno o el tipo de arcilla que se utiliza, influyen en el resultado final. Los esmaltes pueden aplicarse con un pincel o se puede sumergir cuidadosamente toda la pieza en un baño de esmalte. Los esmaltes suelen requerir varias capas y mucha paciencia para que queden bien. Cuando llega ese momento y la pieza está seca, está lista para la cocción del esmalte, en la que la cerámica se calienta hasta su madurez. A continuación, hablaremos de los diferentes tipos de hornos.