Los resultados inmediatos de la angioplastia coronaria transluminal (ATC) han mejorado considerablemente durante los últimos años. La dilatación con balón de la estenosis arterial es la base de esta técnica de revascularización, pero pueden utilizarse nuevas herramientas para tratar lesiones específicas. La oclusión coronaria es la complicación más temida de la ATC. Puede provocar un infarto de miocardio o la muerte del paciente. Suele ser secundaria a la disección y/o al trombo de la arteria. La implantación de un stent trata con éxito la mayoría de los casos de disección. Los nuevos fármacos antiplaquetarios (GP IIb/IIIa) parecen ser muy eficaces en la prevención y el tratamiento de la trombosis. El uso sistemático de ticlopidina limita el riesgo de oclusión del stent. La mejora de las características permite una implantación satisfactoria de los stents en la mayoría de los casos. En algunos pacientes, las consecuencias clínicas de la oclusión pueden limitarse mediante técnicas de derivación vascular, especialmente el bombeo intraaórtico con balón. En otros casos, puede ser necesaria una cirugía de bypass coronario de urgencia. Cuando la ATC se considera un procedimiento de muy alto riesgo, es esencial una cobertura quirúrgica eficaz.