Durante miles de años, la gente ha atribuido los fenómenos misteriosos a «milagros» religiosos, asumiendo que estos eventos son obra de deidades. Sin embargo, un examen más minucioso revela siempre una explicación racional. He aquí cuatro ejemplos notables:
1. La Virgen María «llorona» de Sicilia. En 1953, una estatua de la Virgen María en la casa de una pareja en Siracusa, Sicilia, aparentemente comenzó a derramar lágrimas humanas. La Iglesia católica reconoció más tarde el llanto como un auténtico milagro, dotando rápidamente a la estatua de un estatus de celebridad. Miles de personas acudieron a verla. Esta fama se mantuvo relativamente incuestionable hasta 1995, cuando el Dr. Luigi Garlaschelli, investigador químico de la Universidad de Pavía, desmintió el milagro. Descubrió que la estatua de yeso absorbe fácilmente el agua y puede filtrarla a través de arañazos en el acristalamiento exterior. Posteriormente, la Iglesia anuló el milagro. Las estatuas que lloran o sangran son «milagros» muy comunes, y se ha informado de docenas de ellos en todo el mundo.
2. El milagro del sol de Fátima. En mayo de 1917, en Fátima (Portugal), tres niños afirmaron haber encontrado a la Virgen María en el campo, quien les dijo que volvería el día trece en los meses siguientes. Su historia fue creciendo en popularidad, y se estima que 70.000 personas se presentaron en el lugar el 13 de octubre, esperando un milagro. Ese día, la Virgen María se «apareció», pero sólo a los niños, muy sospechosos. Sin embargo, los demás espectadores fueron testigos de lo que se ha llamado un «milagro del sol». Como relató el investigador Joe Nickell:
«No todos informaron de lo mismo; algunos de los presentes afirmaron que vieron al sol bailar alrededor de los cielos; otros dijeron que el sol se acercó a la Tierra con un movimiento en zigzag que les hizo temer que pudiera chocar con nuestro planeta (o, más probablemente, quemarlo). Algunas personas dijeron haber visto colores brillantes que salían del sol en un patrón psicodélico de molinete, y miles de otros presentes no vieron nada inusual en absoluto.»
Si algo ocurrió, probablemente fue un evento atmosférico llamado «sundog», en el que la luz se refracta en los cristales de hielo, creando un maravilloso halo de luz.
3. El milagro de la leche hindú. El 21 de septiembre de 1995 se produjo una especie de milagro viral. Un fiel en un templo de Nueva Delhi ofreció una cucharada de leche cerca de la boca de una estatua de Ganesha, un prominente dios hindú, y muy pronto, la leche desapareció, aparentemente sorbida por la estatua inanimada. La noticia se extendió rápidamente, y pronto los fieles hindúes de todo el mundo alimentaron con leche a las estatuas de Ganesha y observaron el mismo efecto. Pero cuando los científicos investigaron, se dieron cuenta rápidamente de que no se estaba produciendo ningún milagro, sino la física. Cuando la leche entraba en contacto con las estatuas, su tensión superficial tiraba lentamente del líquido hacia la estatua. Es posible que la acción capilar también haya desempeñado un papel. Además, observaron que la leche goteaba y se acumulaba en el suelo. No se estaba «bebiendo» realmente.
4. Los pies de una estatua de Jesús gotean agua. En marzo de 2011, en Mumbai (India), una mujer que limpiaba una estatua de Jesús de 3 metros se dio cuenta de que goteaba agua de sus pies. Entusiasmada, hizo correr la voz de que se estaba produciendo un milagro, lo que cautivó a multitudes de personas y atrajo la atención de los medios de comunicación. Sanal Edamauku, presidente de la Asociación Racionalista de la India, acudió a investigar y, en la televisión nacional, proclamó sus conclusiones a millones de indios: la pared situada detrás de la estatua tenía una fuga de agua y crecían algas. La fuente más probable del agua que salía de los pies de la estatua era una tubería de alcantarillado rota detrás del muro. A continuación, acusó a la Iglesia católica de ser contraria a la ciencia y se burló del Papa por aprobar el exorcismo, lo que enfureció a los católicos indios. Posteriormente, Edamaruku fue acusado de blasfemia. Se trasladó a Finlandia para evitar el arresto y la persecución.