Sangrado ocular: Médicamente llamada hemorragia subconjuntival. Una causa muy común de un ojo sangrante e indoloro que suele ser notado por primera vez por otra persona o por la persona que lo padece cuando se mira en el espejo. La hemorragia se produce por la rotura de un pequeño vaso sanguíneo en la esclerótica, la parte blanca del ojo. Esto libera una pequeña cantidad (menos de una gota) de sangre que queda atrapada bajo la conjuntiva, de forma parecida a como la sangre de un hematoma queda atrapada en la piel. Se denomina hemorragia subconjuntival porque se produce debajo de la conjuntiva, la membrana transparente que cubre la esclerótica.
Una hemorragia subconjuntival puede producirse al levantar objetos pesados, toser, estornudar, vomitar o sin motivo aparente. Tiene mal aspecto y puede asustar, pero no es peligrosa y no deja cambios residuales en la visión. No hay secreción del ojo. El enrojecimiento puede volverse marrón o verde y todo vuelve a la normalidad en un plazo de 3 semanas a medida que se absorbe la sangre.
La hemorragia subconjuntival no requiere tratamiento. Cualquier rasgo que no sea característico de la hemorragia subconjuntival (como dolor en el ojo, un cambio en la visión o que no desaparezca en el plazo de 3 semanas, o una hemorragia recurrente) son motivos para acudir al médico. Entre las afecciones médicas que en ocasiones pueden provocar hemorragias subconjuntivales se encuentran los trastornos hemorrágicos, los anticoagulantes (como la heparina y el Coumadin) y la hipertensión arterial.
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