Deshidratación: Riesgo en adultos mayores

La deshidratación ocurre cuando existe una pérdida excesiva de líquidos corporales que no son repuestos. Puede ser muy peligrosa si no es tratada a tiempo, ya que los órganos no consiguen funcionar correctamente, y en adultos mayores es aún más riesgoso. En esta nota te contamos cuáles son los síntomas de la deshidratación y cómo prevenirla.

La deshidratación puede ocurrir lenta o rápidamente, según la manera en que se pierda el líquido y la edad del paciente. Ciertos minerales, como ser el sodio, el potasio y el cloro también están involucrados en el mantenimiento de un equilibrio de líquidos saludable.

Causas de Deshidratación

  • Enfermedades como gastroenteritis que provocan diarreas y vómitos.
  • Enfermedades crónicas como la diabetes no tratada.
  • Enfermedades renales.
  • Alcoholismo.
  • Falta de ingesta suficiente de líquidos durante la época de verano/altas temperaturas.
  • Sudoración excesiva por actividad física durante una ola de calor.
  • Fiebre alta.

Síntomas

Señales de la deshidratación leve o moderada

– Sed.
– Boca seca o pegajosa.
– Orina amarilla oscura o poca orina.
– Dolor de cabeza.
– Piel seca y fría.
– Calambres musculares.

Señales de la deshidratación grave

– Orina amarilla muy oscura o de color ámbar o no orinar.
– Piel seca y arrugada.
– Irritabilidad o confusión.
– Mareos o desvanecimiento.
– Latidos cardíacos rápidos.
– Respiración rápida.
– Ojos hundidos.
– Apatía.
– Hipotensión arterial.
– Alteración del estado de consciencia.

La deshidratación grave es considerada una emergencia ya que de no ser tratada de manera correcta y oportuna puede, incluso, ser mortal. Ante estos síntomas es importante concurrir rápidamente al centro de salud más cercano para tratar al paciente.

Tratamiento

La reposición de líquido y de electrolitos perdidos es fundamental en la persona deshidratada.

En casos de deshidratación leve a moderada se debe tomar agua (en pequeñas cantidades para probar tolerancia oral) o consumir sales de rehidratación (si así lo aconseja el médico).

Es importante evitar el consumo de infusiones caseras, café, gaseosas y alcohol. En el caso de los lactantes, se debe continuar, en lo posible, con el consumo de leche materna.

Si la deshidratación es grave o el enfermo no puede retener el líquido, se debe plantear internación para la administración de líquidos y electrolitos por vía intravenosa.

¿Cómo prevenir la deshidratación?

  • Tomar más líquido del habitual (8 vasos de agua segura a diario).
  • Salir a la calle acompañado de una botella con agua.
  • No esperar a tener sed para hidratarse.
  • Acompañar todas las comidas con agua.
  • Ofrecer, constantemente, agua a los niños y a los adultos mayores.
  • En el caso de los bebés, amantarlos con regularidad.

Es importante tomar consciencia de lo fundamental que resulta el agua para nuestro cuerpo, y aún más cuando se trata de personas mayores. Además, las olas de calor, tan frecuentes en la actualidad, provocan que necesitemos más hidratación que lo habitual.

Recordá: no llegués a la instancia en la cual tenés sed, ¡hidratate siempre!

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