Siempre me he preguntado qué importa más cuando se trata de perder peso: la dieta o el ejercicio. Hasta qué punto debemos confiar en los mensajes que recibimos sobre esta cuestión? Cuando me dirijo al trabajo, paso por varios gimnasios. A las 6:45 de la mañana, todos están ocupados. Veo en la televisión innumerables anuncios de aparatos de gimnasia que muestran espectaculares resultados antes y después, sin mencionar la dieta. Por otro lado, veo otros tantos anuncios que prometen que perderás 5 kilos o más en un mes simplemente pidiendo y comiendo sus deliciosas comidas, de nuevo sin mencionar en absoluto el ejercicio. Con nuestro amor por la comida y la imagen idealizada de la sociedad de los abdominales, no es de extrañar que muchos en Estados Unidos recurran al ejercicio para controlar sus kilos de más. Me parece extraño que algunos valoren una suscripción al gimnasio de 40-50 dólares al mes, pero se quejen del coste de los productos y otros alimentos integrales. Sin embargo, lo que quizá no sepan es que hay muchos datos científicos que sugieren que el ejercicio no es la solución mágica que buscamos.
No quiero restar importancia al ejercicio. Es extremadamente importante para su salud y bienestar general. Aumentar la actividad física puede ayudarle a reducir la presión arterial y los niveles de colesterol y a disminuir el riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas.
Sin embargo, cuando se trata de perder peso, todo tiene que ver con el equilibrio energético. Si quiere perder peso, la cantidad de energía que ingiere de los alimentos y las bebidas debe ser menor que la cantidad de energía que utiliza cada día. Entre el setenta y el noventa por ciento del consumo de energía procede de dos procesos corporales: La energía que se necesita para descomponer los alimentos en nuestro cuerpo y nuestra tasa metabólica basal (BMR).
BMR es la cantidad de energía que su cuerpo utiliza para, bueno, existir. Esto puede ser una buena noticia para aquellos de nosotros con problemas de movilidad que utilizamos mucha energía para caminar, vestirnos, bañarnos o realizar actividades cotidianas. La mala noticia es que los problemas de movilidad pueden hacer que uno sea más sedentario, lo que reduce su BMR y hace que sea mucho más fácil ganar peso.
Dado que no tenemos mucho control sobre el 70-90 por ciento del gasto energético que constituye nuestro BMR, centrar nuestros esfuerzos en lo que comemos y en la cantidad de ejercicio que hacemos puede conducir a mejores resultados de pérdida de peso. Al ver un cartel de comida rápida de camino a casa, puede pensar: «Ha sido un día largo, no quiero cocinar. Pasaré media hora más en el gimnasio después de cenar para compensar». Sin embargo, no funciona así.
Puede que tengas que pasar una hora en la cinta de correr para eliminar todas las calorías que ingerirías bebiendo una lata de Coca-Cola. Puede que tengas que estar allí todo el día si tienes en cuenta toda la comida. Este artículo de Vox desglosa el tema aún más.
¿El punto clave? El ejercicio y la dieta no son iguales cuando se trata de perder peso. No dejes de hacer ejercicio, pero recuerda que la hora extra en el gimnasio no compensará las calorías de la hora feliz.