El experimento mental: ¿Qué pasaría si a los humanos les salieran alas?

El ave voladora más pesada de la historia fue Argentavis magnificens, que vivió hace seis millones de años. Tenía una altura y un peso similares a los de un humano adulto, con una envergadura de seis metros. Estas alas eran demasiado grandes y pesadas para un aleteo continuo, por lo que probablemente volaba más bien como un planeador, despegando cuesta abajo con el viento en contra. Tendríamos que adoptar un estilo de vuelo similar.

Para batir estas alas, necesitaríamos músculos pectorales del doble de tamaño que los de un culturista profesional. Nuestros huesos serían más ligeros y, por tanto, más débiles, por lo que tendríamos que reforzar nuestra clavícula fusionando las clavículas en un estribo. También necesitaríamos un hueso «quilla» que sobresaliera por el centro de nuestro pecho, para permitir que los músculos pectorales se unieran más lejos del hombro, aumentando su palanca.

Incluso con todo esto, probablemente no podríamos volar sin ayuda. Las aves tienen un flujo de aire unidireccional más eficiente a través de sus pulmones para obtener más aire con cada respiración, y sus músculos tienen proteínas adicionales que transportan oxígeno. Su sistema nervioso funciona más rápido para darles los tiempos de reacción necesarios para las maniobras en vuelo. Necesitaríamos la ayuda de una bombona de oxígeno, y un ordenador de vuelo con pantalla de visualización.

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