La procalcitonina (PCT) es un precursor de la hormona calcitonina y es un biomarcador sérico de interés en las enfermedades infecciosas. Numerosos estudios han analizado su utilidad y su papel en la ayuda a la toma de decisiones clínicas, especialmente en las afecciones que provocan inflamación debido a una infección bacteriana. La respuesta inflamatoria sistémica de una infección bacteriana comienza con la liberación de endotoxinas/exotoxinas y una respuesta de los mediadores del sistema inmunitario que liberan citocinas, como la interleucina-1β y el factor de necrosis tumoral-α. Estas citocinas contribuyen al desarrollo de fiebre, a la liberación de hormonas del estrés, como la cortisona y la epinefrina, y a la interleucina-6, que estimula los reactantes de fase aguda, como la proteína C reactiva (PCR) y la PCT.1,2
La proteína C reactiva y el recuento de glóbulos blancos (WBC) se utilizan habitualmente en la clínica como biomarcadores que ayudan a reconocer el proceso infeccioso y pueden ser indicadores del pronóstico de la enfermedad, pero ambos carecen de especificidad para las infecciones bacterianas. En consecuencia, el uso de la PCR y el recuento de glóbulos blancos como ayuda para la toma de decisiones clínicas puede dar lugar a un tratamiento antibiótico innecesario, lo que puede dar lugar a un aumento de los acontecimientos adversos relacionados con los medicamentos y de la resistencia a los antibióticos. Una distinción importante de la PCT es que tiene mayor especificidad que la PCR, porque tiende a elevarse principalmente como resultado de la inflamación debida a infecciones bacterianas. La procalcitonina puede utilizarse para distinguir las infecciones bacterianas de las víricas porque su aumento se ve atenuado por el interferón-gamma, una citoquina liberada en respuesta a las infecciones víricas.2 Así pues, la PCT puede ser un marcador clínico más eficaz para optimizar el diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento en pacientes con infecciones bacterianas sistémicas.
La procalcitonina como marcador
Un estudio de evaluación de marcadores infecciosos comparó el uso de la PCT, el lactato y la PCR como herramientas de diagnóstico en pacientes con shock séptico. Los resultados de este estudio indicaron que la PCT era el único marcador significativamente elevado en pacientes con shock séptico que también era normal en pacientes que no estaban en shock séptico (14 µg/mL frente a 1 µg/mL, P = 0,0003).3 Este y otros estudios llevaron a la FDA a aprobar el uso de la PCT en 2005 como ayuda para la toma de decisiones clínicas en la evaluación de pacientes críticos con sepsis.4 En general, la bibliografía apoya el uso de la PCT como herramienta diagnóstica en infecciones que requieren tratamiento antimicrobiano en entornos clínicos adecuados.
Existen pruebas sólidas que confirman el papel de la PCT como ayuda para la toma de decisiones clínicas en bronquitis, exacerbaciones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neumonía y manejo de sepsis grave/shock.2 El perfil cinético de la procalcitonina la convierte en una buena herramienta de monitorización, ya que sus niveles aumentan rápidamente entre las 3 y las 6 horas posteriores a la infección, alcanzan un pico entre las 12 y las 48 horas y disminuyen rápidamente durante la recuperación. Además, sus niveles son estrechamente paralelos a la extensión y gravedad de la inflamación presente, lo que la convierte en un útil marcador de pronóstico de la progresión de la enfermedad y de la respuesta a la terapia antibiótica.2,4,5
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Christ-Crain y sus colegas estudiaron el resultado de los algoritmos antibióticos guiados por la PCT en pacientes con infecciones del tracto respiratorio inferior (ITR) que se presentan en el servicio de urgencias. Un nivel de PCT en suero de 0,25 a 0,5 µg/L sugería una probable infección bacteriana, y se aconsejaba a los médicos que iniciaran una terapia antimicrobiana. Los niveles séricos superiores a 0,5 µg/L sugerían una infección bacteriana, y se recomendaba encarecidamente el inicio de una terapia antimicrobiana. Los resultados mostraron que los algoritmos guiados por la PCT redujeron significativamente el número de pacientes tratados con antibióticos (n = 99 frente a n = 55; P < .0001), redujeron la duración del tratamiento antibiótico (12,8 días frente a 10,9 días; P = .03) y disminuyeron el coste de los antibióticos por paciente (202,5 frente a 96,3 dólares; P < .0001) en comparación con el grupo estándar (n = 119) sin que hubiera una diferencia significativa en la mortalidad.6
La sepsis/el shock séptico es otra área en la que se ha estudiado la PCT. El uso de un algoritmo guiado por la PCT en pacientes críticos con sospecha o documentación de sepsis grave o shock séptico para guiar la interrupción de la terapia antimicrobiana dio como resultado una reducción de la duración de la terapia antibiótica (10 días frente a 6 días; P = 0,003) en el grupo de la PCT (n = 31) en comparación con el grupo de atención estándar (n = 37), al tiempo que se mantuvieron tasas similares de mortalidad y recurrencia de la infección entre los dos grupos. El algoritmo de la PCT en este estudio recomendó interrumpir el tratamiento antimicrobiano cuando los niveles de PCT habían disminuido en un > 90% desde la identificación de la sepsis/el shock séptico, pero no antes de 3 o 5 días de tratamiento, dependiendo del nivel de PCT inicial.7
Las revisiones sistemáticas de múltiples ensayos han confirmado estos resultados representativos. El uso de un algoritmo de PCT para retener o desescalar los antibióticos en pacientes con sospecha de infección bacteriana conduce a una reducción significativa en la utilización de antimicrobianos sin afectar negativamente al resultado del paciente.8
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Los niveles de procalcitonina deben volver a comprobarse entre 48 y 72 horas después de iniciar la terapia antimicrobiana en pacientes clínicamente estables con ITR para reevaluar la necesidad del paciente de continuar la terapia. En los pacientes a los que se les retiran los antibióticos debido a niveles bajos de PCT, se recomienda obtener un nivel repetido de 12 a 48 horas después de la decisión si no se observa una mejora clínica.6,9-12 La literatura sugiere que es razonable comprobar los niveles de PCT cada 48 a 72 horas en los pacientes con sepsis para considerar la interrupción del tratamiento antibiótico, así como en los pacientes que no mejoran clínicamente y pueden necesitar ampliar el tratamiento antibiótico.7,12