La endometriosis ciática no es muy frecuente, pero siempre debe incluirse en el enfoque diagnóstico del dolor y los síntomas que afectan a la distribución del nervio ciático. Uno de los primeros casos de endometriosis ciática confirmada mediante biopsia fue descrito por Denton &Sherill en 1955. Desde entonces, han aparecido muchos otros casos en la literatura. Los síntomas que pueden hacer sospechar una enfermedad ciática pueden ser predominantemente del lado izquierdo, aunque también se ha documentado una infiltración de la pared pélvica y de los nervios somáticos que provoca síntomas neuropáticos graves debido a la infiltración de la endometriosis en el nervio ciático derecho.
El dolor puede comenzar justo antes de la menstruación y durar varios días después del final del flujo y acompañarse de déficits motores, molestias en la parte baja de la espalda que se irradian a la pierna, caída del pie, trastorno de la marcha debido a la debilidad de la musculatura ciática, calambres y/o entumecimiento que se irradian a la pierna, a menudo al caminar -pero sin limitarse a ello-, especialmente largas distancias, y sensibilidad de la muesca ciática. También puede haber un signo de Lasègue positivo (una indicación de irritación de la raíz lumbar o del nervio ciático en la que «la dorsiflexión del tobillo de un individuo tumbado en posición supina con la cadera flexionada provoca dolor o espasmo muscular en la parte posterior del muslo»). Casi siempre hay antecedentes de endometriosis pélvica. Si no se trata, la endometriosis ciática puede causar daños en los nervios.
La exploración física puede revelar varios déficits neurológicos que afectan a las raíces del nervio ciático. Puede haber sensibilidad localizada sobre la muesca ciática, pero no siempre se encuentra. El examen pélvico también puede ser normal. Las imágenes pueden ayudar al diagnóstico, aunque en última instancia está indicado un diagnóstico visual (quirúrgico). En efecto, el diagnóstico y el tratamiento precoces son fundamentales para minimizar los daños. Aunque las radiculopatías sacras (dolor pudendo, glúteo), el atrapamiento vascular o la neuralgia ciática pueden ser la causa de los síntomas en algunos individuos, en pacientes con ciática de génesis desconocida y/o con sospecha de patología como la endometriosis, es aconsejable la exploración laparoscópica del plexo sacro y/o del nervio ciático.
La endometriosis ciática suele tratarse de la misma manera que la enfermedad pélvica: preferiblemente la erradicación quirúrgica (escisión). Cuando no es posible, un curso de terapia médica puede suprimir los síntomas hasta el momento en que la paciente pueda recibir una intervención quirúrgica adecuada con un cirujano pélvico experto y mínimamente invasivo que tenga una amplia experiencia en casos muy complejos de endometriosis. La fisioterapia con un fisioterapeuta especializado en endometriosis y PPC también puede ser muy útil.
Es muy importante entender que no todos los pacientes con síntomas relacionados con el plexo lumbosacro o el haz de nervios ciático proximal tendrán realmente endometriosis ciática, ya que puede haber varios diagnósticos diferenciales. Sin embargo, la endometriosis puede ser una causa real (aunque menos común) de lesión nerviosa y sintomatología. Esta manifestación extrapélvica de la enfermedad debe tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial de las personas con presentación sintomática, sobre todo si hay antecedentes de endometriosis o dolor pélvico crónico.
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