Editorial sobre el tema de investigación
Por qué la gente cotillea y qué aporta: Motivos y consecuencias del intercambio informal de información evaluativa
Tú lo haces, nosotros lo hacemos, todo el mundo lo hace: hablar de los demás en su ausencia. Las estimaciones sugieren que en dos tercios de sus conversaciones las personas hablan de otros que no están presentes (por ejemplo, Levin y Arluke, 1985; Dunbar et al., 1997). Pero la gente no habla abiertamente del hecho de que le gusta cotillear. Más bien, afirman que lo hacen con menos frecuencia que los demás (Hartung y Renner, 2013), y no les gustan los que son conocidos por ello (Farley, 2011; Ellwardt et al., 2012). La visión negativa de los cotilleos entre los legos contrasta con los conocimientos científicos que sugieren que la motivación de los cotillas está alimentada en mayor medida por motivos epistémicos (es decir, el deseo de comprender el entorno social), o por motivos prosociales (es decir, el deseo de ayudar a los demás), que por motivos maliciosos (por ejemplo, Beersma y Van Kleef, 2012). Así pues, el cotilleo es un fenómeno similar al elefante en la habitación: Todo el mundo sabe que está ahí, pero nadie habla de él.
En este número especial sí se habla del cotilleo: Seis artículos abordan diversas facetas de este fenómeno socialmente desaprobado pero omnipresente. Presentan una visión matizada del cotilleo, relativizando tanto la visión globalmente negativa que tienen los profanos como las perspectivas científicas más positivas sobre él. Tres artículos se centran en la motivación de los emisores de cotilleos para participar en ellos o abstenerse de hacerlo; otros tres se centran en las reacciones de los receptores y los destinatarios de los cotilleos, y también abordan las consecuencias a largo plazo de los cotilleos, que se habían descuidado en investigaciones anteriores. Los artículos emplean diferentes métodos: algunos se basan en diseños experimentales, otros utilizan un diseño de encuesta, y un artículo examina la estructura factorial de un instrumento de medición. Por último, un artículo es teórico.
Con respecto a los motivos de los emisores de cotilleos, en primer lugar, Giardini y Wittek sostienen que entender las razones por las que la gente no cotillea puede proporcionar información útil. Revisan críticamente la literatura sobre cotilleo para destacar las condiciones en las que la gente puede abstenerse de compartir información de terceros. Posteriormente, aplican la teoría del marco de objetivos al cotilleo, argumentando que la mayoría de los estudios sobre cotilleo ilustran los mecanismos en los que la gratificación hedónica derivada del cotilleo se ve reforzada por objetivos relacionados con la ganancia o normativos. Sin embargo, estos marcos también pueden impedir el cotilleo. Por lo tanto, los autores sostienen que, dependiendo de las diferentes configuraciones de los marcos y de las relaciones entre los actores, los costes percibidos de enviar cotilleos pueden ser mucho más altos de lo que sugiere la literatura anterior.
En segundo lugar, Hartung et al. confirman que, normalmente, las personas no cotillean para perjudicar a los demás, ni siquiera los individuos con personalidades «oscuras». Los autores también presentan una versión alemana validada del cuestionario Motives to Gossip de (Beersma y Van Kleef, 2012).
Un tercer trabajo que se centra en los motivos de los emisores de chismes es el de Dores Cruz, Beersma et al. Informan de que las variables situacionales pueden desencadenar diferentes motivos para cotillear; tener la oportunidad de cotillear a una víctima potencial de un infractor de la norma aumentó la motivación para utilizar el cotilleo para proteger a otros en comparación con una persona que no es víctima. Este trabajo también aborda las respuestas de los objetivos a los cotilleos; los resultados muestran que mientras los cotilleos negativos sobre el rendimiento laboral de los objetivos aumentaban sus esfuerzos inmediatos, disminuían su motivación para cooperar a largo plazo con los cotillas. Estos resultados matizan las opiniones positivas anteriores sobre los cotilleos, que indican que los cotilleos educan a las personas para que se ajusten a las normas sociales (por ejemplo, Dunbar, 2004; Feinberg et al., 2012).
El artículo de Wu et al. también apunta a posibles consecuencias negativas a largo plazo. Muestran que el cotilleo aumenta la motivación de los individuos para cooperar tanto en el juego del dictador como en el juego del ultimátum. Aunque estos resultados confirman la utilidad del cotilleo para promover la cooperación, parece haber un efecto rebote, ya que las personas que jugaron al juego del ultimátum y sabían que su reputación había sido comunicada a una tercera persona a través del cotilleo devolvieron menos dinero a esa tercera persona en un juego de confianza posterior.
Martinescu et al. abordan las consecuencias emocionales del cotilleo para sus objetivos. Mientras que los objetivos de los chismes positivos experimentaron emociones autoconscientes positivas, los objetivos de los chismes negativos experimentaron emociones autoconscientes negativas, especialmente cuando tenían bajas autoevaluaciones centrales. A su vez, estas emociones negativas autoconscientes predijeron las intenciones de reparación. Los cotilleos positivos también condujeron a emociones positivas dirigidas a los demás, que predijeron la intención de afiliarse al cotilla. Los cotilleos negativos, sin embargo, generaron emociones negativas dirigidas a los demás, especialmente en el caso de los objetivos con gran preocupación por su reputación. Estas emociones negativas predijeron la intención de tomar represalias contra el chismoso. Aparentemente, el cotilleo tiene consecuencias emocionales autoevaluables y dirigidas a otros, que predicen la intención de las personas de reaccionar después de escuchar cotilleos sobre ellos mismos.
Por último, el trabajo de Dores Cruz, Balliet et al. está más enfocado metodológicamente. El objetivo de este trabajo es «meterle mano a los chismes», como reza el título, ampliando el Cuestionario de Motivos para Cotillear existente (Beersma y Van Kleef, 2012) mediante la adición de una subescala para el desahogo de emociones y examinando si la estructura factorial subyacente de la escala es robusta a través de diferentes definiciones de chismes. El análisis factorial confirmatorio confirmó la estructura de cinco factores y apoyó la invariabilidad completa a través de tres definiciones diferentes de chismes.
En conjunto, los artículos de este número especial contribuyen a nuestro conocimiento sobre los chismes de varias maneras. En primer lugar, ofrecen nuevas perspectivas sobre los motivos que impulsan el comportamiento de los emisores de cotilleos. Mientras que los estudios anteriores a menudo han adoptado implícitamente la perspectiva de que el cotilleo está impulsado por un motivo (por ejemplo, la protección del grupo o el interés propio estratégico, véase Beersma et al., 2019), este conjunto de estudios muestra que diferentes motivos pueden impulsar el comportamiento de cotilleo. Así, el cotilleo no está motivado exclusivamente por motivos nobles ni por motivos maliciosos, como han sugerido estudios anteriores. En concreto, Dores Cruz, Beersma et al. muestran que diferentes situaciones pueden activar diferentes motivos para cotillear; Hartung et al. muestran que ni siquiera las personas con personalidades «oscuras» cotillean para dañar a los demás, y Dores Cruz, Balliet et al. muestran que los diferentes motivos para participar en cotilleos pueden distinguirse de forma fiable entre diferentes conceptualizaciones de la conducta de cotilleo. Finalmente, al mostrar por qué la gente se abstendría de cotillear, Giardini y Wittek se suman a esta perspectiva más amplia sobre los motivos del cotilleo.
En segundo lugar, los estudios presentados aquí ofrecen nuevas perspectivas sobre las consecuencias del cotilleo al ser de los primeros que examinan los resultados más allá de la cooperación a corto plazo. Mientras que estudios anteriores han demostrado que el cotilleo puede aumentar la adhesión a las normas de cooperación en los grupos (Beersma y Van Kleef, 2011; Feinberg et al., 2012), los artículos de este número especial muestran que el cotilleo puede reducir la confianza en las interacciones a largo plazo (Wu et al.), tener importantes repercusiones emocionales para los objetivos (Martinescu et al.) y reducir las intenciones de cooperar a largo plazo (Dores Cruz, Beersma et al.).
En conclusión, los estudios que aquí se presentan se alejan de la perspectiva existente sobre el cotilleo como un fenómeno unilateral, puramente negativo o puramente positivo. Esperamos que el presente conjunto de trabajos sirva de inspiración para otros estudios que continúen explorando el cotilleo como un fenómeno impulsado por diferentes motivos y que tiene efectos tanto beneficiosos como perjudiciales para los emisores, los receptores y los objetivos.
Contribuciones de los autores
MB, BB y MD han contribuido a la redacción de este editorial.
Financiación
Esta contribución ha sido financiada en parte por el proyecto consolidado ERC: La fuerza desconocida: How gossip shapes the functioning and performance of organizational groups (Force-of-Gossip, Grant No. 771391).
Conflicto de intereses
Los autores declaran que la investigación se llevó a cabo en ausencia de cualquier relación comercial o financiera que pudiera interpretarse como un potencial conflicto de intereses.
Beersma, B., y Van Kleef, G. A. (2011). Cómo la vid te mantiene a raya: Los chismes aumentan las contribuciones al grupo. Soc. Psychol. Pers. Sci. 2, 642-649. doi: 10.1177/1948550611405073
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