Una gammagrafía ósea, también llamada gammagrafía ósea, es una prueba de imagen que se utiliza para determinar si el cáncer de mama se ha desplazado a los huesos. Su médico puede solicitar una gammagrafía ósea:
- en el diagnóstico inicial, para asegurarse de que sus huesos están sanos, así como para crear un conjunto de «imágenes de referencia» que podrían compararse con cualquier gammagrafía ósea futura que se realice
- durante y después del tratamiento, si experimenta dolor óseo y articular persistente, o si un análisis de sangre sugiere la posibilidad de que el cáncer de mama se haya trasladado a los huesos
Las gammagrafías óseas comienzan con una inyección de material radiactivo en el brazo, que será absorbido por las células productoras de hueso del cuerpo durante las horas siguientes. Estas células productoras de hueso se encuentran sobre todo en las zonas dañadas por la enfermedad, donde se afanan en fabricar hueso nuevo para tapar los agujeros. Tras esperar de 2 a 4 horas a que se absorba la sustancia radiactiva, el médico utiliza una cámara especial para escanear el cuerpo. Las zonas de mayor actividad ósea (comunes tanto en el cáncer como en la artritis) aparecerán en el escáner porque la sustancia radiactiva se acumula en las zonas de formación de hueso nuevo. Estas zonas aparecen como manchas oscuras en la película. Cualquier parte del hueso puede verse afectada por el cáncer.
Salvo el pinchazo de la aguja para administrar la inyección, la gammagrafía ósea es indolora, aunque puede requerir que permanezca inmóvil hasta una hora mientras se realiza la exploración. La prueba implica muy poca exposición a la radiación y no supone mayor riesgo que una radiografía estándar.
Muchos de los cambios que aparecen en una gammagrafía ósea no son cáncer. En el caso de la artritis, el material radiactivo tiende a aparecer en las superficies óseas de las articulaciones, no en el interior del hueso. Pero puede ser difícil distinguir entre artritis y cáncer, especialmente en la columna vertebral. Esto se debe a que la columna vertebral está formada por muchos pequeños huesos y articulaciones. Los cambios en la columna vertebral pueden requerir una evaluación adicional.
Hable con su médico para saber si le recomienda realizar gammagrafías óseas en su situación particular. No necesitará exploraciones óseas si le han diagnosticado una forma no invasiva de cáncer de mama, como el carcinoma ductal in situ (CDIS). Por lo general, no es necesario realizar gammagrafías óseas anuales de seguimiento si no tiene ningún síntoma inusual, como un dolor persistente. El examen es caro y requiere mucho tiempo, y los estudios han demostrado que no mejorará su calidad de vida ni la duración de su supervivencia. Sin embargo, si experimenta un dolor persistente en la espalda o en las piernas, una repetición de la gammagrafía ósea que no muestre ningún cambio con respecto al estudio de referencia suele ser tranquilizadora. El dolor de espalda es un problema común, pero si ha padecido cáncer de mama puede causar mucha ansiedad.
Tenga en cuenta que una gammagrafía ósea es una prueba diferente a un estudio de densidad ósea (como el DEXA), que evalúa la fuerza de los huesos y su riesgo de osteoporosis (adelgazamiento de los huesos).
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Última modificación: 11 de mayo de 2016 a las 6:57