Tener una acumulación de grasa en las células del hígado puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, independientemente de la grasa que haya en otras partes del cuerpo. Lo que relaciona el hígado graso y la diabetes sigue siendo desconocido. Sin embargo, un nuevo estudio de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Copenhague muestra que la resistencia al glucagón puede ser el vínculo entre ambas enfermedades.
El estudio, «El glucagón regula de forma aguda el catabolismo de aminoácidos hepáticos y el efecto puede verse alterado por la esteatosis», se publica en Molecular Metabolism y está dirigido por Nicolai J. Wewer Albrechtsen, profesor adjunto del Centro de Investigación de Proteínas de Novo Nordisk y residente del departamento de bioquímica clínica del Rigshospitalet.
La asociación entre la enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) y la diabetes de tipo 2 es fuerte. Hasta el 70% de los pacientes obesos con diabetes de tipo 2 tienen HGNA. El espectro de la NAFLD va desde la simple esteatosis hasta la esteatohepatitis no alcohólica con grados variables de fibrosis y cirrosis.
El glucagón es una hormona producida por las células alfa de una parte del páncreas conocida como islotes de Langerhans. En las personas con diabetes, la presencia del glucagón puede elevar demasiado los niveles de glucosa en sangre. Esto se debe a que no hay suficiente insulina o, como en el caso de la diabetes de tipo 2, el organismo es menos capaz de responder a la insulina.
«El glucagón es bien conocido por regular la glucosa en sangre, pero puede ser igualmente importante para el metabolismo de los aminoácidos. Los niveles plasmáticos de aminoácidos están regulados por mecanismos dependientes del glucagón, mientras que los aminoácidos estimulan la secreción de glucagón de las células alfa, completando el eje hígado-célula alfa recientemente descrito. Los mecanismos que subyacen al ciclo y el posible impacto de la esteatosis hepática no están claros», señalaron los investigadores.
El equipo de investigación evaluó la eliminación de aminoácidos in vivo en ratones tratados con un antagonista del receptor de glucagón (GRA), en ratones transgénicos con una reducción del 95% de las células alfa y en ratones con enfermedad del hígado graso.
«La reducción de la sensibilidad al glucagón significa que la secreción de glucagón aumenta a través de un sistema denominado de retroalimentación entre el hígado y el páncreas. Un nivel elevado de glucagón no es deseable, ya que aumenta la producción de azúcar en el hígado y, por lo tanto, crea un nivel elevado de azúcar en la sangre».
Los investigadores también realizaron la secuenciación del ARN en hígados de ratones knock-out del receptor de glucagón y de ratones con enfermedad del hígado graso. «Por último, medimos los aminoácidos plasmáticos individuales y el glucagón en controles sanos y en dos cohortes independientes de pacientes con enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) verificada por biopsia», señalaron los investigadores.
Los investigadores observaron una reducción del aclaramiento de aminoácidos en los ratones tratados con GRA y en los ratones sin pérdida de células alfa, junto con una menor producción de urea. La administración de glucagón alteró la secreción de metabolitos de hígado de rata. En cuestión de minutos, los investigadores observaron un aumento de la formación de urea en los ratones, en el hígado de rata perfundido y en los hepatocitos humanos primarios.
Su estudio demuestra que la falta de señalización del glucagón, así como la enfermedad del hígado graso, da lugar a un deterioro del metabolismo de los aminoácidos. El glucagón desempeña un papel en la regulación minuto a minuto del recambio de aminoácidos y la formación de urea, que se ve alterada en la enfermedad del hígado graso.
«Nuestro estudio apunta a un nuevo biomarcador (el índice glucagón-alanina) que puede ser útil para identificar a las personas con sensibilidad al glucagón alterada», explicó Marie Winther-Sørensen, estudiante de doctorado del Centro de Investigación de Proteínas de la Fundación Novo Nordisk y del departamento de ciencias biomédicas. «Si podemos detectar la resistencia al glucagón a partir de un análisis de sangre, podremos iniciar el tratamiento a tiempo y prevenir así el desarrollo de la diabetes de tipo 2».