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La hipnosis, tal como la conocemos hoy, tuvo sus orígenes en las prácticas médicas únicas del Dr. Franz Anton Mesmer, un médico que vivió en Viena, Austria, a mediados del siglo XVIII.
Mesmer era un ferviente creyente en los aspectos más esotéricos de la tradición médica occidental, incluyendo la influencia de la astronomía y los imanes en la salud humana.
Magnetismo animal o mesmerismo
En 1774, durante un tratamiento magnético con una paciente, Mesmer sintió que percibía un fluido que circulaba por el cuerpo de la mujer y cuyo flujo era afectado por su propia voluntad.
Con el tiempo denominó a este fluido y a su manipulación «Magnetismo Animal» y desarrolló una elaborada teoría sobre su efecto en la salud.
Mesmer creía que cada individuo tenía un fluido magnético que fluía a través de canales por todo su cuerpo, y que los bloqueos en el flujo de este fluido causaban enfermedades emocionales o físicas. Creía que ciertos individuos tenían más o menos magnetismo animal innato, y por lo tanto variaban en su capacidad de manipular el flujo de este fluido.
París, Francia
A finales de la década de 1770 Mesmer se trasladó a París y encontró allí más estudiantes interesados que en Viena. El proceso de Magnetismo Animal o Mesmerismo, sentó las bases para el posterior desarrollo de la Hipnosis.
Un médico inglés contemporáneo describió la técnica de Mesmer con vívido detalle:
Sus pacientes eran recibidos con el aire de misterio y efecto estudiado. El apartamento, colgado de espejos, estaba débilmente iluminado. Se observaba un profundo silencio, sólo roto por los acordes de música que de vez en cuando flotaban por las habitaciones. Los pacientes estaban sentados alrededor de una especie de cuba que contenía una mezcla heterogénea de ingredientes químicos.
Con esto, y entre sí, se colocaban en relación por medio de cuerdas, o varillas articuladas, o tomados de la mano; y entre ellos se movía lenta y misteriosamente el propio Mesmer, afectando a uno con un toque, a otro con una mirada, a un tercero con pases de la mano, a un cuarto señalando con una varilla.
Una persona se puso histérica, luego otra; a una le sobrevino la catalepsia; a otras, las convulsiones; a algunas, las palpitaciones del corazón, las transpiraciones y otras perturbaciones corporales.
Se suponía que el método provocaba en el enfermo exactamente la clase de acción beneficiosa para su recuperación. Para los ignorantes la escena estaba llena de asombro.
Las extraordinarias historias del poder personal de Mesmer sobre los individuos son probablemente parte exageración, parte resultados reales de su confianza y habilidad en el uso de los medios que manejaba.
Rey Luis XVI – Magnetismo: ¿Realidad o ficción?
A mediados de la década de 1780, las dramáticas prácticas de Mesmer habían atraído el asombro y el escrutinio de los ciudadanos de París, incluido el propio rey Luis XVI, que encargó a un grupo de científicos de renombre que examinaran el magnetismo animal como realidad o ficción, de una vez por todas.
Autoprueba
Pregunta: ¿Dónde vivía Franz Mesmer cuando desarrolló su teoría del Magnetismo Animal?
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