La misteriosa enfermedad parecida a la poliomielitis AFM podría estar relacionada con un virus común

Cada año ha habido un número creciente de casos de AFM en Estados Unidos.

En 2014 hubo 120, en 2016 hubo 153 casos confirmados y en 2018 hubo 236. La mayor incidencia de casos se produjo durante los meses de finales de verano a principios de otoño.

La enfermedad se detectó por primera vez cuando se produjo un brote inicial a finales del verano de 2014 en el que se diagnosticaron 120 casos de AFM. Varios de estos casos se dieron en niños de Colorado. Todos los casos se produjeron entre agosto y diciembre, con un pico a finales del verano y principios del otoño.

Una pista en la búsqueda de la causa de la AFM es el enterovirus. Hay muchas cepas de los enterovirus comunes y suelen provocar síntomas leves como tos, resfriado y secreción nasal.

El enterovirus D-68 es el único patógeno conocido que tuvo una correlación con los brotes de AFM en 2014. Pero los científicos reconocen que no hay suficiente evidencia que vincule a un virus como la única causa de la AFM.

«Esto es interesante ya que se asemeja más al virus de la polio porque sí vive en el tracto intestinal, de ahí el nombre de enterovirus», dijo el Dr. William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Tennessee.

«Sin embargo, se trata de un enterovirus que se transmite muy fácilmente por vía respiratoria», añadió.

En 2018, otra cepa, el enterovirus A-71, también se asoció a muchos casos de AFM.

Tanto el A-71 como el D-68 forman parte de la familia de los enterovirus -la clase responsable de otros virus, incluidos los de la polio y el coxsackie-.

«El enterovirus D-68 parece desempeñar un papel, pero no explica todos los casos», dijo el Dr. Michael Grosso, jefe médico y presidente de pediatría del Hospital Huntington de Northwell Health en Nueva York.

Los investigadores estudiaron 193 casos confirmados y 25 casos probables en niños de 43 estados entre 2015 y 2017, con la mayoría de los casos ocurridos en 2016.

Al ser el primer brote en 2014, las esperanzas iniciales eran que se tratara de una ocurrencia única. Sin embargo, se produjeron casos adicionales en 2016 y luego en 2018.

Con este patrón bienal, a los expertos les preocupa que pueda haber otro brote en 2020.

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