Jean-Paul Marat (1743 -1793) fue más conocido por su papel de periodista y político radical durante la Revolución Francesa. Era un apasionado de los derechos de las clases más pobres y éstas, a su vez, lo consideraban un héroe. Sin embargo, sus puntos de vista intransigentes y a menudo violentos le llevaron a tener muchos enemigos. Uno de ellos fue Charlotte Corday, partidaria del grupo político girondino. El 13 de julio de 1793, Charlotte engañó a Marat para que le permitiera entrar en su apartamento. Charlotte apuñaló a Marat hasta la muerte en su bañera (en la que se tumbaba durante horas para aliviar una dolorosa afección cutánea) y más tarde fue juzgada y guillotinada por su asesinato.
Jean-Jacques David, amigo íntimo de Marat, fue invitado a pintar a Marat antes de organizar su funeral. La mayor parte de los detalles del cuadro están adornados o son simbólicos, pero el cuadro consiguió cimentar la reputación de Marat entre sus partidarios como héroe y mártir.
Fue revolucionario por su tema, pero también por su diseño, que traspasó los límites de la práctica convencional, como en el uso del espacio vacío y la luz para dar un aire sagrado al sangriento acontecimiento. El cuadro en sí cayó en desgracia cuando David murió y estuvo oculto durante muchas décadas a partir de 1795, siendo finalmente regalado al Museo Real de Bellas Artes de Bruselas, ciudad que acogió al artista tras su exilio a la caída de Napoleón.
¿Sabías que…?
El artista Richard Wilson recreó este cuadro en un video-retrato en 2013, con Lady GaGa en el papel de Marat.