Lapa

El estilo de vida de las lapas es sésil: se pegan a las rocas u otros sustratos duros.

Comportamiento de búsquedaEditar

Algunas especies de lapas regresan al mismo punto de la roca conocido como «cicatriz de casa» justo antes de que baje la marea. Se cree que siguen rastros químicos. En estas especies, la forma de su caparazón suele crecer para adaptarse con precisión a los contornos de la roca que rodea la cicatriz. Este comportamiento permite un mejor sellado a la roca. Se cree que siguen un rastro de mucosidad que dejan al desplazarse.

Donde las lapas se comen las algas, fuera de las rocas desnudas, provoca lugares donde otros organismos pueden crecer y prosperar. Algunas especies, como la Lottia gigantea «ajardinan» un parche de algas alrededor de su cicatriz natal. Empujan a otros organismos fuera de este parche embistiendo con su caparazón, permitiendo que su parche de algas crezca para su propio pastoreo.

Depredadores y amenazasEditar

Los lagartos son presa de estrellas de mar, aves costeras, peces, focas y humanos. Tienen dos defensas principales: huir (soltarse en el agua) o sujetar su caparazón contra la superficie en la que se encuentran. La respuesta defensiva puede ajustarse al tipo de depredador, que a menudo puede ser detectado químicamente por la lapa.

Las lapas pueden ser longevas, con ejemplares marcados que sobreviven más de 10 años. Si la lapa vive en roca desnuda, crece a un ritmo más lento pero puede vivir hasta 20 años.

Las lapas que se encuentran en costas protegidas (lapas que están menos frecuentemente en contacto con la acción de las olas, y por tanto menos frecuentemente en contacto con el agua) tienen un mayor riesgo de desecación debido a los efectos de la luz solar, la evaporación del agua y el viento. Para evitar la desecación, se aferran a la roca que habitan, minimizando la pérdida de agua del borde que rodea su base. A medida que esto ocurre se liberan sustancias químicas que promueven el crecimiento vertical del caparazón.

ReproducciónEditar

Los lagartos son hermafroditas (producen células reproductoras tanto masculinas como femeninas) y sufren un cambio de sexo durante la vida. Se convierten en machos a los 9 meses aproximadamente, pero después de un par de años cambian de sexo para convertirse en hembras. El desove se produce una vez al año, normalmente durante el invierno, y es provocado por un mar agitado que dispersa los huevos y el esperma. Las larvas son pelágicas durante un par de semanas antes de asentarse en un sustrato duro.

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