Música popular africana

Orquesta Baobab

La música cubana ha sido popular en el África subsahariana desde mediados del siglo XX. Fue la música cubana, más que ninguna otra, la que proporcionó la plantilla inicial para el afropop. Para los africanos, la música popular cubana basada en la clave sonaba a la vez familiar y exótica. La Enciclopedia de África v. 1. afirma:

«A partir de la década de 1940, grupos afrocubanos como el Septeto Habanero y el Trío Matamoros alcanzaron una gran popularidad en la región del Congo gracias a la difusión en Radio Congo Belge, una poderosa emisora con sede en Léopoldville (actual Kinshasa RDC). La proliferación de clubes musicales, estudios de grabación y apariciones en conciertos de grupos cubanos en Léopoldville impulsó la moda de la música cubana a finales de los años 40 y 50.»

Los grupos congoleños empezaron a hacer versiones cubanas y a cantar las letras fonéticamente. Pronto, crearon sus propias composiciones originales de tipo cubano, con letras en francés. Los congoleños llamaron a esta nueva música rumba, aunque en realidad se basaba en el son. Los africanos adaptaron los guajes a las guitarras eléctricas y les dieron su propio sabor regional. La música basada en la guitarra se fue extendiendo desde el Congo, adoptando cada vez más sensibilidades locales. Este proceso acabó dando lugar al establecimiento de varios géneros regionales distintos, como el soukous.

La música popular cubana desempeñó un papel importante en el desarrollo de muchos géneros contemporáneos de la música popular africana. John Storm Roberts afirma: «Fue la conexión cubana, pero también cada vez más la salsa neoyorquina, la que proporcionó las influencias principales y duraderas, las que fueron más profundas que la imitación anterior o la moda pasajera. La conexión cubana comenzó muy pronto y duró al menos veinte años, siendo gradualmente absorbida y reafirmada». La reelaboración de los patrones rítmicos afrocubanos por parte de los africanos cierra el círculo de los ritmos.

La reelaboración de los patrones armónicos revela una sorprendente diferencia de percepción. La progresión armónica I IV V IV, tan común en la música cubana, se escucha en la música pop de todo el continente africano, gracias a la influencia de la música cubana. Esos acordes se mueven de acuerdo con los principios básicos de la teoría musical occidental. Sin embargo, como señala Gerhard Kubik, los intérpretes de música popular africana no necesariamente perciben esas progresiones de la misma manera: «El ciclo armónico de C-F-G-F prominente en la música popular del Congo/Zaire simplemente no puede definirse como una progresión de la tónica a la subdominante a la dominante y de vuelta a la subdominante (en la que termina) porque en la apreciación del intérprete tienen el mismo estatus, y no en ningún orden jerárquico como en la música occidental».

La mayor ola de música basada en Cuba que llegó a África fue en forma de salsa. En 1974, la Fania All Stars actuó en Zaire (hoy República Democrática del Congo), África, en el Stadu du Hai de Kinshasa, con capacidad para 80.000 personas. Esta actuación fue filmada y publicada como Live In Africa (Salsa Madness en el Reino Unido). La aparición en Zaire se produjo en un festival de música celebrado con motivo del combate por el título de los pesos pesados entre Muhammad Ali y George Foreman. Los géneros locales ya estaban bien establecidos en esa época. Aun así, la salsa se impuso en muchos países africanos, especialmente en Senegambia y Mali. La música cubana había sido la favorita de los locales nocturnos de Senegal en los años cincuenta y sesenta. El grupo senegalés Orchestra Baobab toca en un estilo básico de salsa con congas y timbales, pero con el añadido de instrumentos y letras wolof y mandinka.

Según Lise Waxer «La salsa africana no apunta tanto a un retorno de la salsa a suelo africano (Steward 1999: 157) como a un complejo proceso de apropiación cultural entre dos regiones del llamado Tercer Mundo». Desde mediados de los años noventa, los artistas africanos también son muy activos a través del supergrupo Africando, en el que se mezclan músicos africanos y neoyorquinos con destacados cantantes africanos como Bambino Diabate, Ricardo Lemvo, Ismael Lo y Salif Keita. Todavía hoy es habitual que un artista africano grabe un tema de salsa y le añada su particular toque regional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.