Metano

El metano es un potente gas de efecto invernadero emitido por actividades humanas como las fugas de los sistemas de gas natural y la cría de ganado, así como por fuentes naturales como los humedales. Tiene una influencia directa sobre el clima, pero también una serie de efectos indirectos sobre la salud humana, el rendimiento de las cosechas y la calidad y productividad de la vegetación a través de su papel como importante precursor de la formación de ozono troposférico.

El metano es un contaminante climático de vida corta con una vida atmosférica de unos 12 años. Aunque su vida en la atmósfera es mucho más corta que la del dióxido de carbono (CO2), es mucho más eficiente a la hora de atrapar la radiación. Por unidad de masa, el impacto del metano en el cambio climático a lo largo de 20 años es 84 veces mayor que el del CO2; a lo largo de un período de 100 años es 28 veces mayor.

Múltiples estudios han demostrado que una selección de medidas para reducir las emisiones de metano puede reducir el calentamiento del clima a corto plazo, aumentar el rendimiento de las cosechas y evitar muertes prematuras.

Las concentraciones de metano en la atmósfera han crecido como resultado de las actividades humanas relacionadas con la agricultura, incluyendo el cultivo de arroz y la ganadería rumiante; la minería del carbón; la producción y distribución de petróleo y gas; la quema de biomasa; y el vertido de residuos municipales. Se prevé que las emisiones sigan aumentando de aquí a 2030 si no se toman medidas inmediatas.

En la agricultura, la aplicación rápida y a gran escala de estrategias mejoradas de alimentación del ganado puede reducir un 20% de las emisiones mundiales de metano de aquí a 2030, mientras que la plena aplicación de la aireación intermitente de los arrozales continuamente inundados (conocida como cultivo de humectación y secado alternativo) podría reducir las emisiones de la producción de arroz en más de un 30%.

Las emisiones de la minería del carbón y del sector del petróleo y el gas podrían reducirse en más de un 65% evitando las fugas de gas durante el transporte y la distribución, recuperando y utilizando el gas en la fase de producción, y mediante la desgasificación previa a la mina y la recuperación del metano durante la extracción del carbón.

Impactos del metano

El metano se considera generalmente el segundo en importancia para el cambio climático después del dióxido de carbono. La presencia de metano en la atmósfera también puede afectar a la abundancia de otros gases de efecto invernadero, como el ozono troposférico, el vapor de agua y el dióxido de carbono.

Investigaciones recientes sugieren que la contribución de las emisiones de metano al calentamiento global es un 25% mayor que las estimaciones anteriores.

El metano es un gas precursor clave del contaminante atmosférico dañino, el ozono troposférico. A nivel mundial, el aumento de las emisiones de metano es responsable de la mitad del incremento observado en los niveles de ozono troposférico.

Si bien el metano no causa daños directos a la salud humana o a la producción de cultivos, el ozono es responsable de alrededor de un millón de muertes respiratorias prematuras en todo el mundo.

La vida atmosférica relativamente corta del metano, combinada con su fuerte potencial de calentamiento, significa que las estrategias dirigidas a reducir las emisiones pueden proporcionar beneficios climáticos y sanitarios en unas pocas décadas.

La Coalición apoya la aplicación de medidas de control que, si se aplican globalmente para 2030, podrían reducir las emisiones globales de metano hasta en un 40%. Varias de estas reducciones de emisiones podrían lograrse con ahorros netos, proporcionando rápidos beneficios para el clima, así como para la salud pública y los rendimientos agrícolas.

METANO – Potencial de reducción de emisiones del 40% a nivel mundial para 2030

Más medidas de control