¿Por qué debemos ir a la iglesia el domingo?

¿Por qué importa que vayamos a la iglesia el domingo en lugar de rezar por nuestra cuenta? Podemos leer la Biblia en casa, rezar y hacer buenas obras sin pisar nunca una iglesia. Sin embargo, la liturgia, especialmente la liturgia eucarística -el acto de reunirse como Cuerpo de Cristo para ofrecer alabanzas y oraciones a Dios, escuchar su palabra y alimentarse con el Cuerpo y la Sangre de Cristo- es un aspecto esencial de nuestra fe. La Sacrosanctum concilium afirma con toda claridad por qué la liturgia es fundamental para nuestra fe:

No obstante, la liturgia es la cumbre hacia la que se dirige la actividad de la Iglesia; al mismo tiempo, es la fuente de la que mana toda su fuerza. En efecto, la finalidad y el objeto de las obras apostólicas es que todos los que han sido hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo se reúnan para alabar a Dios en medio de su Iglesia, para participar en el sacrificio y para comer la cena del Señor (SC, § 10).

La liturgia crea un espacio para que los fieles cristianos se reúnan en oración. Como espacio de culto, la liturgia es esencial para nuestra fe porque nos acerca a nuestra fuente de vida (Dios) y nos muestra el objetivo hacia el que se dirige toda la actividad cristiana (es decir, para la gloria de Dios).
El acto de reunirse en oración no es un concepto nuevo promovido por el Vaticano II. Más bien, está arraigado en el tejido de la fe cristiana, grabado en la identidad cristiana desde el principio. En el Nuevo Testamento y en los documentos de la Iglesia primitiva, encontramos pruebas de que la oración en común era una parte esencial de la vida de los primeros cristianos. El propio Cristo afirma que «donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).

La oración en común es un aspecto integral de nuestra identidad como cristianos porque el cristianismo no es una fe privada o individual. Es personal y se expresa de forma única en cada persona a través de sus talentos y dones, pero es una fe comunitaria. Somos bautizados en el Misterio Pascual de Cristo que nos hace miembros del Cuerpo de Cristo. Desde el momento de nuestra entrada en la fe en el bautismo, formamos parte de algo que trasciende nuestra humanidad finita. Estar unidos en la oración revela la presencia de Cristo en nuestros compañeros cristianos y en el mundo. En la liturgia de la Iglesia, la presencia de Cristo se manifiesta en la Eucaristía y en todos los sacramentos, en la proclamación de la Palabra de Dios y en la comunidad de creyentes reunidos (SC, §7). Por la presencia de Cristo en la liturgia, ésta es fuente y meta de la vida cristiana.

Fuente y meta de la actividad cristiana

La liturgia es la fuente de la vida cristiana. No sólo es la liturgia el lugar en el que se produce el bautismo, haciéndonos así cristianos, sino que también es el lugar donde podemos recibir el alimento diario para la vida cristiana. Crecemos como cristianos cuando nos sumergimos en la Palabra de Dios y aprendemos a escuchar la guía del Espíritu Santo. El Cuerpo y la Sangre de Cristo que recibimos en la Eucaristía nos nutre y nos conforma más estrechamente con Cristo, para que podamos ser el rostro de Cristo para los demás en el mundo. Expresamos nuestra fe en la acción litúrgica de reunirnos como hijos de Dios para ofrecer alabanza y oración a Aquel que es la fuente de nuestra vida.

Así como la liturgia es la fuente de la vida y la actividad cristiana, también es la meta hacia la que debe dirigirse toda nuestra actividad. Como personas que se nutren de la presencia de Cristo en la liturgia, nuestras acciones en el mundo deben ser un testimonio de nuestra fe en Cristo. El modo en que tratamos a los demás, la forma en que actuamos en nuestros hogares y lugares de trabajo, y las decisiones que tomamos reflejan nuestra creencia en las acciones salvíficas de Cristo y en la llegada del Reino de Dios. Todo esto se presenta ante Dios en la liturgia al reconocerlo como la fuente de nuestra vida y la meta hacia la que nos esforzamos.

Entonces, ¿por qué es importante que participemos en la liturgia? Porque es la encarnación de nuestra fe cristiana, actuada en comunidad, Palabra y oración. Al reunirnos en la liturgia, celebramos nuestra fe y nos ofrecemos a Dios por medio del Espíritu Santo en la presencia de Cristo.

Continúa leyendo la segunda parte de esta serie:
http://churchlife.nd.edu/2018/04/11/sacramental-personhood-amor-ergo-sum/

Declaración editorial: Durante el mes de abril, Church Life Journal considerará la naturaleza de la imaginación litúrgica en el arte, la música, la oración sacramental y la acción ritual.

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