La escasez de agua es potencialmente uno de los mayores problemas a los que se enfrentará la humanidad en las próximas décadas.
Las comunidades y los países de todo el mundo ya se enfrentan a la escasez, en algunos casos grave. Los gobiernos tienen el reto de garantizar el acceso al agua a sus ciudadanos. Instituciones como las Naciones Unidas consideran el acceso al agua potable un derecho humano, por ejemplo.
Pero el acceso al agua también es un problema para las empresas, que pueden encontrarse en una competencia cada vez mayor por un recurso finito, ya que las poblaciones crecientes agotan cada vez más los embalses y los ríos.
Las empresas y los inversores están tomando medidas para protegerse de los riesgos empresariales asociados a la escasez de agua y estimular las inversiones en nuevas tecnologías.
Algunos enfoques disponibles, como la desalinización y el reciclaje del agua, son prometedores. Pero la desalinización ha sido criticada por sus requisitos energéticos, históricamente intensivos, y por sus posibles efectos sobre el medio ambiente. Y el agua reciclada desde el baño hasta el fregadero de la cocina, aunque es segura, evoca imágenes profundamente desagradables para muchos posibles consumidores. El multimillonario y filántropo Bill Gates se bebió un vaso de agua hecha con aguas residuales especialmente procesadas para convencer a sus detractores de que el agua es tan segura y sabrosa como la de una botella de marca.
Hay muchas formas de invertir en el agua, como los fondos de inversión, las empresas de nueva creación que desarrollan nuevas tecnologías, desde la extracción hasta la medición y la gestión, y las empresas mundiales que se toman en serio la escasez de agua.
Lo importante es recordar lo vital que es el agua para prácticamente todos los aspectos de la existencia y la actividad humana, dijo Will Sarni, consultor y empresario especializado en agua.