Los científicos afirman que caminar sobre dos piernas fue una de las claves del desarrollo de los humanos a partir de sus antiguos ancestros simios. Caminar sobre dos piernas ahorraba energía y permitía utilizar los brazos para actividades como la caza, la fabricación de herramientas sencillas y la interacción con los objetos. Charles Darwin propuso hace mucho tiempo que tener dos extremidades libres para utilizar herramientas constituía un elemento clave de la inteligencia avanzada.
Antes del estudio sobre los chimpancés en la cinta de correr, que fue el primer estudio que examinó la marcha erguida en chimpancés adultos, los científicos debatieron una serie de explicaciones sobre por qué los humanos caminan erguidos. Muchas de estas explicaciones invocaban la idea de la conservación de la energía de un modo u otro.
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Una teoría proponía que el hecho de caminar sobre dos piernas liberaba los brazos, que podían utilizarse para recoger alimentos y llevarlos a la unidad familiar. Si un primate caminaba a cuatro patas, no podía llevar mucha comida a la familia sin embarcarse en múltiples expediciones de caza o forrajeo. Se necesitaba menos energía para mantener a la familia si el macho podía caminar erguido y volver con su pareja y sus crías con suficiente comida para todos. La hembra podía entonces quedarse con las crías y cuidarlas, asegurando su salud y protección contra los depredadores.
Una segunda teoría proponía que los homínidos empezaron a caminar erguidos cuando viajaban por el agua. Los chimpancés lo hacen hoy en día, levantándose sobre sus patas traseras para vadear una charca o un arroyo.
Otra teoría propuso que nuestros antiguos ancestros se levantaban sobre sus patas traseras para refrescarse. Al estar erguidos, exponían menos su cuerpo al sol.
Los cambios en los hábitats y las condiciones ecológicas pueden tener un efecto dramático en el comportamiento de los animales, obligando a veces a las especies a adaptarse, huir o morir. Algunos investigadores creen que, hace varios millones de años, el calentamiento del clima y la disminución de los hábitats forestales hicieron que nuestros antepasados tuvieran que realizar viajes más largos para encontrar comida. Caminar a dos patas hacía que estos viajes fueran menos gravosos. Otra posibilidad es que el cambio climático obligara a los primates a vivir principalmente en el suelo, en lugar de en los árboles y las copas de los bosques. Las fuentes de alimento se hicieron más abundantes en el suelo, donde los primates habrían tenido ventaja al caminar sobre dos patas.
La última teoría afirma que nuestros antepasados nunca tuvieron que dejar los árboles para aprender a caminar sobre dos patas. En cambio, aprendieron mientras aún vivían sobre el suelo. Los orangutanes proporcionan un análogo moderno, ya que a menudo se paran en dos patas sobre las ramas de los árboles y se agarran a otras ramas con sus extremidades delanteras para mantenerse en equilibrio.
El estudio de la cinta de correr puede proporcionar el mejor caso para explicar por qué los humanos evolucionaron para caminar erguidos. Pero una historia fascinante de 2004 demuestra que la naturaleza sorprende y confunde continuamente incluso a los investigadores más experimentados. Ese año, una macaca negra de cinco años llamada Natasha, que vivía en un zoo de Israel, estuvo a punto de morir a causa de una fuerte gripe estomacal. Tras recuperar la salud, Natasha empezó inexplicablemente a caminar erguida todo el tiempo, y con una postura extraordinariamente buena. Aunque los monos suelen caminar erguidos durante breves periodos, nunca lo hacen de forma constante y con la espalda recta como los humanos. Otros tres monos que vivían con Natasha tuvieron la gripe estomacal, pero ninguno de ellos mostró su comportamiento posterior a la enfermedad. El veterinario que la trató dijo que la causa podría ser un daño cerebral, pero que nunca había oído hablar de un mono que caminara sólo erguido.
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