Pasada en 2008, una ley federal llamada Ley de No Discriminación por Información Genética (GINA, por sus siglas en inglés) hizo ilegal que los proveedores de seguros de salud en los Estados Unidos utilizaran la información genética en las decisiones sobre la elegibilidad o la cobertura del seguro de salud de una persona. Esto significa que las compañías de seguros médicos no pueden utilizar los resultados de una prueba genética directa al consumidor (o cualquier otra prueba genética) para denegar la cobertura o exigirle que pague primas más altas. Sin embargo, la GINA no se aplica cuando una empresa tiene menos de 15 empleados.
La GINA no se aplica a otras formas de seguro, como el seguro de discapacidad, el seguro de atención a largo plazo o el seguro de vida. Las compañías que ofrecen estas pólizas tienen derecho a solicitar información médica, incluidos los resultados de cualquier prueba genética, a la hora de tomar decisiones sobre la cobertura y las tarifas. Algunas de estas compañías solicitan información sobre las pruebas genéticas como parte de su proceso de solicitud, pero otras no lo hacen. No está claro si la información genética, incluidos los resultados de las pruebas genéticas directas al consumidor, se convertirá en una parte estándar de la evaluación de riesgos que las compañías de seguros llevan a cabo al tomar decisiones de cobertura.
Debe sopesar los posibles beneficios y riesgos de las pruebas genéticas directas al consumidor, incluidas las posibles repercusiones en la elegibilidad y la cobertura del seguro, antes de iniciar el proceso de pruebas.