Hasta el 8 por ciento de los hombres y el 0,5 por ciento de las mujeres con ascendencia del norte de Europa tienen la forma común de deficiencia de color rojo-verde. (Eso es aproximadamente 1 de cada 12 hombres y 1 de cada 200 mujeres.)
Los hombres son mucho más propensos a ser daltónicos que las mujeres porque los genes responsables del daltonismo hereditario más común están en el cromosoma X. Los hombres sólo tienen un cromosoma X, mientras que las mujeres tienen dos cromosomas X. En las mujeres, un gen funcional en uno solo de los cromosomas X es suficiente para compensar la pérdida en el otro. Este tipo de patrón de herencia se denomina ligado al cromosoma X, y afecta principalmente a los varones.
En 2012 se inventó un tipo de gafas de sol llamadas EnChroma que realmente potencian la saturación de la luz roja y verde. Eso ayuda a mejorar la visión del color en las personas con deficiencia de color rojo-verde, la forma más común.
Además de las gafas, hay aplicaciones para iPhone y iPad, por ejemplo, que ayudan a las personas con deficiencia de color a discriminar entre los colores. Algunas de estas apps permiten a los usuarios hacer una foto y tocar en cualquier parte de la imagen para ver el color de esa zona. Otras aplicaciones más sofisticadas permiten a los usuarios averiguar tanto el color como sus matices. Este tipo de aplicaciones pueden ser útiles para seleccionar frutas maduras, como los plátanos, o para encontrar colores complementarios a la hora de elegir la ropa.
Aunque estas gafas no curan el daltonismo, han inspirado más investigaciones sobre futuras curas a través de la terapia génica. Un estudio sobre la terapia génica en monos ardilla macho (que nacen daltónicos al rojo y al verde) mostró resultados prometedores. Los investigadores inyectaron el gen del fotopigmento rojo en las retinas de los monos macho que habían nacido sin él. El gen se dirigió a los conos verdes y permitió que esas células respondieran a la luz roja. Los monos fueron capaces de ver con una visión completa de tres colores (tricromática). Esto demuestra que, aunque los conos rojos de los monos habían estado ausentes desde su nacimiento, el circuito cerebral para detectar el rojo seguía funcionando, lo que ofrece la esperanza de que un enfoque similar podría ayudar a las personas que han sido daltónicas desde su nacimiento.