No es sólo la distribución de preservativos, también hay informes fácticos de mucho sexo.
Los Juegos Olímpicos de Pekín: «Fiesta del sexo… aquí en Pekín. Los atletas olímpicos tienen que mostrar un nivel antinatural… de autodisciplina en la preparación de las grandes competiciones. De qué otra manera se va a manifestar esto que con una liberación volcánica de hedonismo reprimido». Fuente: Times of London
Olimpiadas de Sidney 2000: «El lanzador de jabalina Breaux Greer dijo a ESPN que tuvo relaciones con tres mujeres cada día de las Olimpiadas: dos eran otras olímpicas y otra era una turista.» Fuente: ESPN
También en las mismas Olimpiadas, Josh Lakatos, del equipo estadounidense, consiguió hacerse con las llaves de una casa de tres plantas y se las arregló para hacer fiestas estridentes en ella «»A la mañana siguiente», cuenta Lakatos, «juro por Dios que todo el equipo femenino de relevos 4×100 de algún país de aspecto escandinavo sale de la casa, seguido por chicos de nuestro lado. Y yo me digo: ‘Madre mía, la noche anterior habíamos visto correr a estas chicas'». Fuente: ESPN
En Barcelona 1992, un olímpico declaró que había «»echado un polvo más a menudo en esas dos semanas y media que en el resto de mi vida hasta ese momento»». Fuente: Revista Time
Así que sí. El poder es un afrodisíaco, como lo es ser atléticamente bella. Tienes miles de hombres y mujeres muy atractivos en la flor de la vida, además de muchos más espectadores. El deseo humano básico de sexo puede tomar el control.