Se sabe que la lepra aparece en todas las edades, desde la primera infancia hasta la vejez. La edad más joven registrada para la aparición de la lepra es de tres semanas en Martinica (Montestruc & Berdonneau, 1954). El caso más joven visto por el autor fue el de un bebé de dos meses y medio, en el que el diagnóstico de lepra fue confirmado por la histopatología. La aparición de la lepra, presumiblemente por primera vez, no es infrecuente incluso después de los setenta años.
Método de transmisión de la lepra
El mecanismo exacto de transmisión de la lepra no se conoce. Al menos hasta hace poco, la creencia más extendida era que la enfermedad se transmitía por el contacto entre casos de lepra y personas sanas. Más recientemente, la posibilidad de transmisión por vía respiratoria está ganando terreno. También existen otras posibilidades, como la transmisión a través de insectos, que no pueden descartarse por completo.
Distribución por sexos
Aunque la lepra afecta a ambos sexos, en la mayor parte del mundo los varones se ven afectados con mayor frecuencia que las mujeres, a menudo en una proporción de 2:1. Esta preponderancia de los hombres se observa en situaciones geográficas tan diversas como la India, Filipinas, Hawai, Venezuela y Camerún. Doull et al. (1942), a partir de sus estudios en Filipinas, también han señalado que la diferencia es real debido a la mayor incidencia entre los varones, y no a la diferente duración de la enfermedad en ambos sexos. Si fuera este último caso, la prevalencia específica por sexo podría ser diferente incluso con la misma incidencia específica por sexo. Hay que señalar que la preponderancia masculina en la lepra no es universal y que hay varias zonas, sobre todo en África, en las que la incidencia de la lepra es igual en los dos sexos, o incluso en ocasiones hay una mayor prevalencia entre las mujeres. Estas situaciones se han observado en Uganda, Nigeria, Malawi, Gambia, Burkina Faso, Zambia, Tailandia y Japón.