¡Boom! ¡Pow! ¡Whoosh! No, no se trata de un episodio de Batman en ciernes, sino de los elementos esenciales del sonido que todo escritor de ficción debe incorporar a su escritura.
Muchos escritores están familiarizados con las formas en que los sonidos pueden mejorar su narración. No importa si escribes en primera o en tercera persona, tu historia (y, en última instancia, tus lectores) se benefician cuando incorporas otros sentidos.
Piensa en la última vez que oliste un pastel recién salido del horno o que viste el brillo de mandarina de una puesta de sol. ¿Puedes oler el azúcar y la harina que cuelgan en el aire o visualizar el horizonte resplandeciente? De la misma manera que los recuerdos olfativos y visuales activan nuestros sentidos, también la descripción del sonido puede ayudarnos a relacionarnos con la acción de una historia.
¿Qué es la onomatopeya?
La onomatopeya es un término que describe cuando una palabra se forma a partir del sonido asociado a lo que se nombra. Palabras como «sizzle» y «snap» y «ping» son ejemplos perfectos de onomatopeya que puedes utilizar no sólo para describir el sonido dentro de la descripción, sino que las palabras también se mantienen solas como verbos.
Por ejemplo, la palabra «sizzle» funciona bien aquí: «El chisporroteo del plato de fajitas y los pimientos de colores brillantes que adornaban el plato despertaron su interés cuando se le hizo la boca agua.»
¿Todavía tienes hambre después de leer eso?
Usar el concepto de onomatopeya en tu relato ayuda a tus lectores a utilizar otros sentidos para entender lo que está ocurriendo. Quieres que tus lectores se involucren en la historia, y aplicar la onomatopeya ayuda con la idea de «mostrar, no contar» que muchos escritores adoptan para enriquecer sus historias.
No hay mejor lugar para estar como escritor que cuando un lector se siente parte de la acción. Esa participación es esencial para su éxito, por lo que es importante incorporarla tan a menudo como pueda. La incorporación de elementos sensoriales mediante onomatopeyas contribuye a ello.
Ejemplo de onomatopeya
Uno de mis ejemplos favoritos de los años que llevo trabajando como editor para escritores de ficción proviene de SHATTER POINT, de Jeff Altabef (no hay spoilers a continuación). En la escena en la que el sonido es un elemento crucial de la narración, un personaje lanza una pelota de tenis contra la pared repetidamente durante una conversación hasta que su hermano la aparta de un golpe, molesto. Los lectores casi pueden sentir la frustración cuando la pelota golpea repetidamente la pared y experimentan alivio cuando el ruido se detiene.
Al trabajar en esta escena, era importante no sólo incorporar el sonido de la pelota, sino construir la tensión. El autor y yo trabajamos juntos para conseguirlo porque, si se hace correctamente, la onomatopeya puede situar al lector en el escenario como si estuviera ocurriendo en tiempo real, independientemente de que el libro esté escrito en primera o tercera persona (y, rara vez en la ficción, en segunda persona).
Modo común de dar formato a los sonidos
En su primer borrador, es posible que no piense mucho en cómo dar formato a las onomatopeyas, y eso está bien siempre que lo vuelva a revisar en la fase de edición. Es posible que quieras recibir comentarios de otras personas mientras revisas para que más de un par de ojos puedan leer las palabras, y esto es especialmente importante cuando se pule un borrador.
A continuación encontrará algunos ejemplos de cómo dar formato a las onomatopeyas en sus últimos borradores, de modo que pueda ayudar al lector a entender el significado de una escena de acción, un sonido, un olor, etc. sin sacarlo de la historia.
Narrativa en primera persona
En general, los sonidos en la ficción se formatean utilizando la cursiva. Si el contexto requiere que el sonido esté solo para enfatizarlo, se suele recomendar al autor que utilice el sonido en su propia línea. Si alguien describe un sonido en primera persona, hay casos en los que la cursiva puede incluir guiones.
O bien, si se desea prescindir de los guiones cuando se utiliza un sonido en la narración, se puede seguir utilizando la cursiva y las comas para enfatizar la onomatopeya y añadir un «ritmo» donde sea apropiado. Este formato es paralelo al del habla humana y facilita a los lectores la comprensión del énfasis en los sonidos.
Ejemplo:
¡Crash!
Levanté la vista y no podía creer lo que veía. «¿Has visto eso?» Le dije a mi compañero de mesa. «En un momento se dirigía a la cocina y luego -smash- atravesó la puerta de cristal.»
Formato alternativo:
¡Crash!
Levanté la vista y no podía creer lo que veía. «¿Has visto eso?» Le dije a mi compañero de mesa. «En un momento se dirigía a la cocina y luego, smash, atravesó la puerta de cristal».
Los dos ejemplos anteriores enfatizan la acción no vista (una persona que atraviesa una puerta de cristal) y la observación de alguien sobre lo ocurrido.
Narración en tercera persona
Ejemplo:
¡Pop! El corcho del champán rebotó en la pared mientras Alex y su novia, Virginia, celebraban sus nupcias en la recepción.
En la narración en tercera persona, las reglas de formato de las onomatopeyas son similares a las de la primera persona en cuanto al uso de guiones; algunos optan por usarlos mientras que otros no.
Sea cual sea tu elección, asegúrate de que sea coherente y se lea bien. No hay nada peor que intentar enfatizar algo en tu novela sólo para que se produzcan notables diferencias de formato.
Puede ser desalentador averiguar el cómo y el porqué de escribir sonidos en tu historia, pero con un poco de práctica, puedes aprender a hacerlo en poco tiempo. Y si sigues teniendo problemas, ponte en contacto con un editor que pueda ayudarte.