Por Marwa Rashad
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RIYADH (Reuters) – El gobernante de Arabia Saudí, el rey Salman bin Abdulaziz, de 84 años, ha sido ingresado en un hospital de la capital, Riad, aquejado de una inflamación de la vesícula biliar, dijo el lunes la agencia estatal de noticias SPA.
El rey, que gobierna el mayor exportador de petróleo del mundo y estrecho aliado de Estados Unidos desde 2015, está siendo sometido a controles médicos, añadió la agencia, sin dar detalles.
Tras la noticia, el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, aplazó una visita prevista a Arabia Saudí, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud.
El rey Salman recibió llamadas telefónicas de los líderes de Kuwait, Bahréin y Jordania, a los que «tranquilizó sobre su salud», informó SPA más tarde el lunes.
El propio emir de Kuwait, de 91 años, el jeque Sabah al-Ahmad al-Sabah, fue operado el domingo.
El rey Salman, custodio de los lugares más sagrados del Islam, pasó más de dos años y medio como príncipe heredero saudí y viceprimer ministro desde junio de 2012 antes de convertirse en rey. También fue gobernador de la región de Riad durante más de 50 años.
El gobernante de facto y siguiente en la línea de sucesión al trono es el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, ampliamente conocido como MbS, que ha lanzado reformas para transformar la economía del reino y acabar con su «adicción» al petróleo.
El príncipe de 34 años, que es popular entre muchos jóvenes saudíes, se ha ganado los elogios en su país por suavizar las restricciones sociales en el conservador reino musulmán, dando más derechos a las mujeres y prometiendo diversificar la economía.
Para los partidarios del rey, esta audacia en el país y en el extranjero fue un cambio bienvenido después de décadas de precaución, estancamiento y vacilación.
Pero el control estatal de los medios de comunicación y la represión de la disidencia en el reino hacen difícil calibrar el alcance del entusiasmo interno.
Las reformas del príncipe heredero han ido acompañadas de una purga de altos cargos de la realeza y de empresarios acusados de corrupción, y de una costosa guerra en Yemen, todo lo cual ha inquietado a algunos aliados e inversores occidentales.
Su prestigio también sufrió un golpe tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018 a manos de personal de seguridad saudí considerado cercano a él.
Información de Alaa Swilam en El Cairo y Marwa Rasahd en Riad; Redacción de Marwa Rashad, Edición de Clarence Fernández, Maha El Dahan y Jonathan Oatis
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