Mateo 3 cuenta la historia de Juan el Bautista. Juan era un hombre profundamente religioso cuya función era preparar el camino para la llegada del Mesías. En este capítulo Juan sobrevive en el desierto predicando a la gente sobre la llegada de un nuevo rey.
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Preparando al Mesías
La principal misión de Juan el Bautista en la Tierra fue enviar un mensaje de arrepentimiento a la humanidad. La gran mayoría de sus discursos tenían un tema central que decía «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca.» Pasó gran parte de su tiempo bautizando a la gente y enseñándoles la llegada del rey que liberaría al mundo.
Un día, mientras se encontraba en las orillas del río Jordán, Juan recibió la visita de Jesús de Galilea. Jesús le pidió a Juan que lo bautizara en las aguas del río. Juan era consciente de la importancia de Jesús y se resistía a bautizar a un personaje tan importante. Después de conversar con Jesús, Juan accedió a realizar el bautismo de Jesús.
Mientras Jesús se sumergía en el agua, llegó una voz del cielo que decía: «Este es mi hijo amado y elegido, en quien me complazco.» Entonces se vio al espíritu de Dios bajar del cielo en forma de relámpago.
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Capítulo 3 de Mateo (Versión Reina Valera)
1 En aquellos días vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea,
2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca.
3 Porque éste es el que fue anunciado por el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
4 Y el mismo Juan tenía sus vestidos de pelo de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
5 Entonces salieron a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la región alrededor del Jordán,
6 y fueron bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Pero al ver que muchos de los fariseos y saduceos venían a su bautismo, les dijo: Generación de víboras, ¿quién os ha avisado para que huyáis de la ira venidera?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento:
9 Y no penséis en decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede, de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
10 Y ahora también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
11 Yo ciertamente os bautizo con agua para arrepentimiento pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, cuyos zapatos no soy digno de llevar: él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego:
12 cuyo abanico está en su mano, y limpiará completamente su suelo, y recogerá su trigo en el granero; pero quemará la paja con fuego inextinguible.
13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él.
14 Pero Juan se lo prohibió, diciendo: Tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Entonces lo sufrió.
16 Y Jesús, después de ser bautizado, subió enseguida del agua; y he aquí que se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y se posaba sobre él:
17 Y he aquí una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
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