Cómo cultivar remolacha azucarera

La remolacha azucarera es una planta popular utilizada en la producción comercial de azúcar, ya que la raíz contiene una alta concentración de sacarosa. El cultivo de la remolacha azucarera no es tan difícil, especialmente porque puede crecer en una variedad de climas y suelos. La remolacha azucarera se considera uno de los alimentos naturales más saludables, ya que ofrece proteínas, minerales esenciales y vitaminas. La remolacha azucarera también contiene fibra, por lo que es muy útil para tratar el estreñimiento. Incluso contienen antioxidantes, que ayudan al organismo a protegerse de las enfermedades. Comer remolacha con regularidad mejorará en gran medida su nivel de energía. Así que vayamos al jardín y empecemos a plantar remolacha azucarera.

  1. Labore la tierra a unos cinco centímetros de profundidad y retire las piedras. El laboreo es muy importante para el crecimiento de la remolacha azucarera, y debe realizarse a principios de la primavera, cuando haya pasado la amenaza de las heladas. No labre el suelo más de un mes antes de plantar, o la tierra se secará demasiado.
  2. Plante las semillas de remolacha azucarera a unos 3,8 centímetros de profundidad en el suelo. No las plantes demasiado cerca unas de otras, ya que las raíces pueden entrecruzarse. Cubre las semillas con una capa de tierra. Cuando deshierbe alrededor de las remolachas, tenga cuidado, ya que las raíces de las remolachas son poco profundas y puede dañarlas fácilmente.
  3. Riegue sus plantas de remolacha azucarera con frecuencia, ya que son muy bebedoras. Sin embargo, también debe tener cuidado de no regarlas en exceso, o se pudrirán.
  4. Esté atento a los brotes que emergen del suelo. La germinación se producirá aproximadamente 15 días después de la plantación. Sus remolachas estarán listas para la cosecha en el otoño.
  5. Extraiga sus remolachas cuando midan aproximadamente dos pulgadas (5 centímetros) de diámetro. Si se deja que las remolachas crezcan más, se volverán fibrosas y perderán su sabor. Una cosecha temprana es vital para que las remolachas conserven su dulce sabor.

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