El ácido tartárico es un compuesto orgánico (basado en el carbono) de fórmula química C4H6O6, y tiene el nombre oficial de ácido 2,3-dihidroxibutanodioico. En este nombre, el 2,3-dihidroxi se refiere a los dos grupos OH en el segundo y tercer átomos de carbono, y la porción de butano del nombre se refiere a una molécula de cuatro carbonos. La parte de ácido dioico comunica la existencia de dos grupos ácidos orgánicos (COOH) en la molécula. El ácido tartárico se encuentra en toda la naturaleza, especialmente en muchas frutas y en el vino. Además de existir libremente, también se encuentra en forma de sal (las sales son los productos de los ácidos y las bases), siendo las más comunes el tartrato de calcio, el tartrato de potasio y el tartrato de sodio.
El ácido tartárico se utiliza haciendo espejos de plata, en la fabricación de refrescos, para aportar acidez a los alimentos, en el curtido del cuero y en la elaboración de planos. El ácido tartárico se utiliza en el cremor tártaro (para cocinar) y como emético (sustancia utilizada para provocar el vómito). Se disuelve fácilmente en agua y se utiliza en la elaboración de planos. El ácido tartárico es una molécula que demuestra propiedades de actividad óptica, en la que una molécula puede provocar la rotación de la luz polarizada por el plano. El ácido tartárico existe en cuatro formas (los isómeros son reordenamientos moleculares de los mismos átomos), cada una de las cuales afecta a la luz polarizada por planos de forma diferente.