Nuestra historia

La visión de un filántropo se hace realidad

Los orígenes de la universidad se encuentran, en parte, en una tragedia personal. Después de que el nieto de John D. Rockefeller Sr. muriera de escarlatina en enero de 1901, el capitalista y filántropo formalizó los planes para establecer el centro de investigación que había estado discutiendo durante tres años con su asesor Frederick T. Gates y su hijo John D. Rockefeller Jr. En el momento de la fundación del instituto, las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la difteria y la fiebre tifoidea se consideraban las mayores amenazas conocidas para la salud humana. Nuevos centros de investigación en Europa, como los institutos Koch y Pasteur, estaban aplicando con éxito la ciencia de laboratorio para aumentar nuestra comprensión de esas y otras enfermedades. Siguiendo su ejemplo, el Instituto Rockefeller se convirtió en el primer centro de investigación biomédica de Estados Unidos.

Al principio, el Instituto Rockefeller concedió subvenciones para estudiar, entre otros problemas de salud pública, la contaminación bacteriana en el suministro de leche de la ciudad de Nueva York. Después de dos años en locales provisionales, en 1906 se inauguraron los laboratorios en el emplazamiento de la antigua granja Schermerhorn, en la avenida York (entonces llamada avenida A) y la calle 66. Desde el principio, los investigadores del Rockefeller hicieron importantes contribuciones para entender y curar las enfermedades. Simon Flexner, el primer director del instituto, desarrolló un novedoso sistema de administración de un suero contra la meningitis; Hideyo Noguchi estudió el microbio de la sífilis y buscó la causa de la fiebre amarilla; Louise Pearce desarrolló un fármaco contra la enfermedad del sueño africana; y Peyton Rous dedujo que el cáncer puede estar causado por un virus.

Un nuevo tipo de hospital

El Hospital del Instituto Rockefeller, crucial para la misión del instituto, abrió sus puertas en 1910. Fue el primer centro de investigación clínica de Estados Unidos y sigue siendo un lugar en el que los investigadores pueden vincular las investigaciones de laboratorio con las observaciones a pie de cama para proporcionar una base científica para la detección, prevención y tratamiento de enfermedades. Desde el principio, los investigadores del hospital estudiaron la poliomielitis, las cardiopatías y la diabetes, entre otras enfermedades. Este entorno hospitalario especial sirvió de modelo para docenas de otros centros de investigación clínica creados en las décadas siguientes.

Ciencia de referencia

En 1913, Oswald T. Avery llegó al Hospital del Instituto Rockefeller para estudiar las diferencias de virulencia entre las cepas de neumococo, una bacteria que causa neumonía grave. Las investigaciones del Dr. Avery condujeron al desarrollo de la primera vacuna contra la neumonía neumocócica, pero también le llevaron a él y a sus colegas Colin M. MacLeod y Maclyn McCarty a realizar un descubrimiento inesperado en 1944: que el ADN es la sustancia que transmite la información hereditaria, un hallazgo que marcaría el rumbo de la investigación biológica durante el resto del siglo.

Otros investigadores del Rockefeller modernizaron la ciencia de la biología celular en las décadas de 1940 y 1950. Utilizando el recién desarrollado microscopio electrónico, que ofrecía un aumento cientos de miles de veces superior al de los microscopios de luz tradicionales, los científicos del Rockefeller fueron los primeros en ver el interior de las células. Demostraron que el líquido del interior de las células, que antes se consideraba una sopa química indiferenciada, contiene estructuras únicas que desempeñan funciones distintas que las células necesitan para vivir. Juntos, estos científicos introdujeron la ciencia de la biología celular en la era moderna.

Nace una universidad

En 1955, el Instituto Rockefeller amplió su misión para incluir la educación y admitió a su primera clase de estudiantes graduados. En 1959 concedió sus primeros títulos de doctorado. En 1965, el Instituto Rockefeller se convirtió en la Universidad Rockefeller, ampliando aún más su mandato de investigación. A principios de la década de 1960, llegaron a Rockefeller nuevos profesores expertos en física y matemáticas y, en 1972, la universidad inició su colaboración con la Universidad de Cornell para ofrecer a los estudiantes de posgrado un programa de doctorado. Más tarde, el Instituto Sloan-Kettering se convirtió en socio de lo que ahora se conoce como el Programa Tri-Institucional. Desde su primera ceremonia de convocatoria en 1959, en la que se otorgaron cinco doctorados, la universidad ha concedido más de 1.000 títulos de doctorado a estudiantes que han pasado a ocupar puestos influyentes en el mundo académico, la industria y otros campos.

La excelencia científica continúa

Mientras Rockefeller se dedica activamente a educar a la próxima generación de científicos, la investigación biomédica ha permanecido en el centro de la misión de la universidad. Al igual que sus predecesores a principios del siglo XX, algunos investigadores de la Rockefeller han tratado de resolver problemas urgentes de salud pública. Otros se han centrado en la investigación básica. Durante los años 60, 70, 80 y 90, los científicos de la Rockefeller:

  • descubrieron la célula dendrítica, el centinela del sistema inmunitario;
  • demostraron que un cerebro adulto de una especie superior puede formar nuevas células nerviosas;
  • identificaron un defecto genético asociado a la aterosclerosis, la principal causa de ataques cardíacos en EE.UU;
  • descubrió que el estrés crónico hace que las células cerebrales se reduzcan;
  • determinó la estructura química de los anticuerpos;
  • estudió la fisiología y la química de la visión;
  • localizó los genes que regulan el ciclo del sueño y la vigilia; y
  • identificó los genes que influyen en la obesidad.

Sólo en la última década, los investigadores del Rockefeller han

  • descubierto las bases moleculares del síndrome del cromosoma X frágil, la segunda causa de retraso mental;
  • desarrollado un potente agente capaz de atacar y eliminar la bacteria del ántrax;
  • producido una forma infecciosa del virus de la hepatitis C en cultivos de laboratorio de células humanas, lo que ha conducido directamente a tres nuevas clases de fármacos contra la hepatitis C;
  • demostraron que una cepa normal de estafilococo sólo necesitaba 90 días para mutar y adquirir resistencia a los antibióticos;
  • descubrieron un nuevo vínculo entre la depresión y la serotonina, una sustancia química del cerebro que regula el estado de ánimo, el sueño y la memoria; y
  • imaginaron por primera vez el nacimiento de partículas de VIH en una célula viva.

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